Autor : Baloco, Oscar1, Sívori, Martin2, Jajati Mónica1, Serrano, Mariela1, González, Claudio1, Rey, Darío3
1 Centro Universitario de Neumonología Dr. J. M. Ramos Mejía, Unidad de Neumotisiología, Hospital Dr. J. M. Ramos Mejía Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires (UBA), Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 2 Centro Universitario de Neumonología Dr. J. M. Ramos Mejía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires y director Carrera de Especialistas en Neumonología, Facultad de Medicina, UBA. 3 Centro Universitario de Neumonología Dr. J. M. Ramos Mejía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires y director Carrera de Especialistas en Neumonología, Hospital General de Agudos Dr. Enrique Tornú.
https://doi.org/10.56538/ramr.EZRJ2537
Correspondencia : DOscar Baloco. Urquiza 609, CABA (1405). E-mail: oscarbalocoe@hotmail.com
Recibido: 02/09/2023
Aceptado: 02/11/2023
La
fascia endotorácica y el espacio extrapleural
son asientos de procesos patológicos ligados íntimamente a la patología del
parénquima pulmonar y de la pleura, dentro de las cuales no está exenta la
tuberculosis (TB).1,
2 La
comprensión de la estructura anatómica evitará confusiones, las cuales comúnmente
se producen con la localización pleural, ya que la patogenia y algunos métodos
diagnósticos son diferentes a las formas pleuropulmonares
de tuberculosis, así como la duración del tratamiento.1, 2 La primera referencia es de Boyer, en 1846, pero Wunderlich,
en 1861, comunica la primera descripción como “peripleuritis”,
de allí que se la ha conocido como “enfermedad de Wunderlich”.1
Billroth y Verneuil
en 1867 destacaron la importancia de los ganglios linfáticos en la patogenia de
esta forma de presentación.1 Kauffmann sostuvo la patogenia linfática de los abscesos
fríos de la pared torácica.1 En el año
1939, Skarby describió en un brillante trabajo
radiológico, fundamental para el conocimiento de esta afección.3
En nuestro país, la primera descripción de 30 casos de peripleuritis tuberculosis fue en 1945, la del Prof. O.
Vaccarezza.4 Se definió
entonces a la peripleuritis como “una inflamación, en
sus diversos grados, de los tejidos situados entre la pleura parietal y la
pared torácica propiamente dicha”.4 También se la
conoce con otros sinónimos, como celulitis o fascitis
endotorácica, epipleuritis,
absceso peripleural, o absceso frío en la
bibliografía anglosajona.1,
2 La
principal causa de peripleuritis es de origen
infeccioso, a la cabeza Mycobacterium
tuberculosis es el más común, sin embargo, se han podido comprobar otras
etiologías, como la micótica, por Paracoccidioides
brasiliensis y Actynomices israelii, y otras causas no infecciosas, como linfomas,
mielomas, tumores benignos o malignos y traumatismos.1, 2
El
objetivo de esta comunicación fue conocer la incidencia y características
demográficas de la peripleuritis tuberculosa (PPTB),
su asociación con lesiones parenquimatosas, su coinfección
con el VIH y las tasas de cumplimiento y abandono de tratamiento registrado en
un hospital público durante el período 1983-2021.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se
procedió a un análisis retrospectivo de casos de PPTB confirmados por biopsia o
imágenes, que fueron notificados por ficha al Programa respectivo, registrados
en el archivo de historias clínicas y el sistema informático del Ministerio de
Salud del GCABA (SIGEHOS).
Se
consideraron los siguientes datos: antecedentes demográficos, vacunación BCG, coinfección con VIH, presencia o no de compromiso pulmonar
simultáneo, adherencia al tratamiento, toxicidad, resistencia farmacológica y
mortalidad.
RESULTADOS
Se
registraron 4076 casos de TB, 11 de ellos PPTB (0,27 % o incidencia de 269,8
casos de PPTB/100 000 casos de TB).
La
mediana de edad fue de 42 años (RIQ 23-96) y los varones resultaron el 72,7 % (n
= 8) de la muestra, de la que el 36,3 % (n = 4), tenían vacunación
BCG y 18 % (n = 2), coinfección con el VIH
(período 1989-2021).
Con
respecto a la presentación pulmonar, el 54,5 % (n = 6) de los pacientes
presentaron lesiones parenquimatosas agregadas: el 50 % (n = 3)
tuvieron lesiones únicas no cavitadas y el resto de
ellos, uno con imágenes únicas cavitadas, uno con
lesiones bilaterales no cavitadas y uno con lesiones
bilaterales cavitadas (Figura 1).
Se
arribó al diagnóstico por biopsia en 72,7 % (n = 8) de los casos y fue clínico-radiológico
en los restantes. Las zonas anatómicas comprometidas resultaron la cadena
ganglionar mamaria interna en el 63 % (n = 7); la paravertebral, el 27 %
(n = 3); y la intercostal, el 9 % (n = 1) (Figura 2).
Completaron
el tratamiento siete pacientes (63,6 %). Del resto, se observaron tres
abandonos (27 %) y un fallecimiento durante el transcurso (9 %). Con respecto
al seguimiento, un paciente tuvo resistencia a rifampicina
(paciente con compromiso pulmonar simultáneo) y un paciente (9 %), presentó hepatotoxicidad por pirazinamida
reversible.
DISCUSIÓN
Se
ha descripto una serie de casos de PTBB en un hospital público multivalente de
la ciudad de Buenos Aires. Su incidencia fue extremadamente baja. Predominó en
hombres de edad mediana, sin vacunación BCG y con afectación pulmonar
unilateral no cavitada. La coinfección
con VIH fue considerable lo que podría atribuirse al perfil de nuestra
institución. En casi tres de cada cuatro pacientes, se realizó un diagnóstico
por biopsia, la que correspondió mayoritariamente a la cadena mamaria interna.
Se registró abandono de tratamiento al menos en uno de cada cuatro pacientes,
lo que se asoció al policonsumo de sustancias y la
situación de calle.
La
PTBB si bien se describió por primera vez a mediados del siglo XIX, en nuestro
país, fue el Prof. O. Vaccarezza quien primero
describió su serie de 30 casos.1,
4 Definida
como “una inflamación, en sus diversos grados, de los tejidos situados entre la
pleura parietal y la pared torácica propiamente dicha”, a menudo es una forma
de presentación de TB subdiagnosticada.1, 2 Algunos años más tarde, fueron los Profesores
Juan Carlos Rey y Pedro Rubenstein quienes
describieron otra serie de casos.5,
6
Para
entender su clínica, hace falta reconocer antes la normalidad del espacio
anatómico peripleural.1,
2 La
fascia endotorácica es una estructura anatómica
constituida por la aposición de numerosas fibrillas orientadas en distinto
sentido y en forma heterogénea, ello explica cómo, dentro de la fascia endotorácica, las colecciones purulentas pueden adoptar
diferente disposición y tamaño. Los ganglios linfáticos de la pared del tórax
se dividen en cuatro grupos: 1) parietales posteriores que se sitúan en la
gotera costovertebral, dentro del engrosamiento de la
fascia endotorácica; 2) anteriores o de la mamaria
interna, que también se disponen en el engrosamiento correspondiente de la
fascia; 3) intercostales situados entre los músculos intercostales y la pared
lateral del tórax que reciben directamente los linfáticos de la pleura
parietal; 4) diafragmáticos.1,
2 Dada
la disposición heterogénea de las fibrillas, se generan puntos débiles de la
pared torácica que permiten la apertura de dentro hacia afuera de abscesos peripleuríticos, se hernian y conducen a la formación de
abscesos fríos. Estos pueden ser intermusculares, que emergen sobre las zonas anterolaterales del tórax, o intramusculares, que siguen
los trayectos de los nervios perforantes; otras llegan a exteriorizarse como
formas caseoso-purulentas.1,
2, 7, 8 La
peripleuriritis tuberculosa puede tener su punto de partida
en el parénquima pulmonar, en la pleura o en la pared torácica; el proceso de primoinfección que se desarrolla en el pulmón, desde que el
bacilo anida en los alvéolos hasta la infiltración primaria, permite observar
la contaminación de las serosas pleurales.1, 2, 7, 8. En el período secundario de Ranke, la vía hemática y la propagación por contigüidad de
forma traumática o iatrogénica sería el mecanismo de infección de la pleura,
punto de partida de las peripleuritis cuando al
ganglio de la zona extrapleural se infecta y se
produce una adenitis tuberculosa; en los primeros estadios de Ranke la peripleuritis se
manifiesta en su forma caseopurulenta, mientras en el
período terciario predomina la forma fibroesclerosa.1, 2, 7, 8. En las imágenes de tórax
puede presentarse como radiopacidades yuxtacostales o imágenes de mayor atenuación en
tomografías, con el borde libre dirigido hacia el pulmón, convexa en su
porción central y cóncava en ambos extremos (Signo de Skarby).3
Nuestra
serie de PPTB, a pesar de la baja incidencia de presentación con respecto a
las formas más tradicionales de presentación de TB, en tiempos modernos
constituye un número de casos significativo con respecto al publicado a nivel
nacional hace más de 50 años, máxime teniendo en cuenta que la mayoría de
aquellos se diagnosticaron en la etapa preantibiótica
del tratamiento de la TB.4-6
En
conclusión, en este reporte la incidencia de PPTB fue extremadamente baja entre
los pacientes diagnosticados por TB, con predominio en hombres de edad
mediana, sin vacunación BCG y con afectación pulmonar unilateral no cavitada. La coinfección con VIH
fue considerable (18 %), lo que podría atribuirse al perfil de nuestra institución.
Ya había sido comunicado un caso de PTBB en paciente con VIH.9
En casi tres de cada cuatro pacientes, se realizó un diagnóstico
por biopsia, el procedimiento de elección en estos casos, la que correspondió
mayoritariamente a la cadena mamaria interna. Se registró abandono de
tratamiento al menos en uno de cada cuatro pacientes, lo que se asoció al policonsumo de sustancias y la situación de calle. Debido a
la considerable incidencia de TB en nuestro país y a la baja sospecha
clínico-radiológica de peripleuritis, se debería
tener en cuenta esta forma de presentación clínica para su diagnóstico y
tratamiento tempranos.
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