Autor : Luque, Graciela F.3, Melillo, Karina C.3, Lombardero, Lorena A.3, González, Norma E.4, Bisero, Elsa D.3
Grupo de Estudio Diagnóstico de TB : González, Claudio D.1; Símboli, Norberto F.2; Bisero, Elsa D.3; Luque, Graciela F.3; Melillo, Karina C.3; Lombardero, Lorena A3; González, Norma E.4; Amiano, Nicolás O.5; García, Verónica E.5; Duré, Roberto M6; Armitano, Rita I.7; Fruhwald, Gladys E.8; Cerqueiro, María C.9
1Unidad Neumotisiología, Hospital General de Agudos José M. Ramos Mejía, Ciudad de Buenos Aires. Argentina.
2Servicio de Micobacterias del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas Dr. Carlos G. Malbrán, INEI-ANLIS. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
3Servicio de Pediatría. Sección Neumonología Infantil, Hospital Nacional Prof. Dr. Alejandro Posadas. El Palomar, Provincia. de Buenos Aires. Argentina.
4 Unidad Neumotisiología, Hospital General de Niños Pedro de Elizalde. Ciudad de Buenos Aires. Argentina.
5Investigadores del CONICET. Laboratorio de Inmunidad y Tuberculosis del Instituto de Química Biológica, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (IQUIBICEN), Universidad de Buenos Aires (UBA), Ciudad de Buenos Aires. Argentina.
6Unidad de Broncoscopia Hospital de Infecciosas Francisco J. Muñiz. Ciudad de Buenos Aires. Argentina.
7Laboratorio de Micobacterias. Hospital General de Agudos Parmenio Piñero. Ciudad de Buenos Aires. Argentina.
8Servicio de Neumonología de la Obra Social del Personal de Edificios de Renta y Horizontal (OSPERYH).
9Consultora de la Sección Tisiología. Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez. Ciudad de Buenos Aires. Argentina.
https://doi.org/10.56538/ramr.LHTR8425
Correspondencia : Claudio D. González. E-mail: claudiodgonzalez57@gmail.com
Recibido: 11/10/2022
Aceptado: 01/11/2023
DIAGNÓSTICO DE TB EN PACIENTES PEDIÁTRICOS
1. Abordaje al diagnóstico de tuberculosis infantil (TBI)
Dra. Elsa Biseró
La
incidencia de TB infantil (TBI) es, a menudo, subestimada debido a la
dificultad de diagnosticar la enfermedad en los niños. La presentación clínica de
la TB en pediatría muestra una gran variabilidad, con formas, en ocasiones, oligosintomáticas que debutan de manera larvada. Los
pediatras debemos hacer un esfuerzo para conocer esta enfermedad y evitar su
progresión a formas graves, lo que contribuye a su control epidemiológico.
En
el 2020 la OMS estimó que por año, en todo el mundo, 1.100. 000 niños menores
de 15 años, enferman de TB, de ellos 226. 000 pierden la vida. Representa
aproximadamente el 11 % del número total de casos de TB. El 80 % de esas
muertes se produce entre niños menores de 5 años de edad y el 17 %, en
pacientes infectados por el VIH. Se estima que entre 25 000 y 32 000 niños
menores de 15 años desarrollan tuberculosis multirresistente
(MDR-TB) cada año, de ellos, solo 12. 220 iniciaron tratamiento entre 2018 y
2020.1, 2
En
la Argentina, durante el 2020, se notificaron 10 896 casos de tuberculosis, de
los cuales 10 268 fueron nuevos y recaídas. El 17 % de los casos corresponde a
niños, niñas y adolescentes. El 76,9 % de los casos nuevos diagnosticados
fueron con localización pulmonar.3
La
TBI se puede diagnosticar de una manera relativamente sencilla y curarse en la
gran mayoría de los casos con tratamientos de bajo costo y bien tolerados. Pese
a esto, sigue implicando un desafío para la salud pública.4
El
propósito del capítulo es proporcionar lineamientos adecuados en la
metodología diagnóstica, describir sus características (rendimientos en
sensibilidad y especificidad) y formular las recomendaciones para su uso.
La
meta es establecer un conjunto de recomendaciones para detectar casos
sospechosos de TBI, con base en la mejor evidencia científica disponible, así
como en el consenso de expertos en la materia.
La
misión de este apartado se dirige a detectar a los niños con TB y la visión
está construida en función de las necesidades de los pacientes, de los
requerimientos del sistema y la calidad de vida de las personas.
El
objetivo general de este capítulo es el de proveer herramientas actualizadas
para el diagnóstico de TBI.
2. El papel de la anamnesis en el diagnóstico de TBI
Dra. Karina Melillo
La
anamnesis es fundamental y debe ser minuciosa y sistemática. El primer paso
para el diagnóstico es sospechar la posibilidad de TB. Ante cualquier consulta
ambulatoria u hospitalaria, es perentorio recabar información personal y del
entorno sobre manifestaciones de patología crónica compatibles con TB. Al
realizar una detallada anamnesis, deben considerarse aspectos epidemiológicos
importantes tanto para el paciente como también desde el punto de vista de la
salud pública. Esta evaluación comprende diferentes aspectos.
Como
antecedentes personales, se tienen en cuenta la vacunación BCG, la existencia
de cicatriz posvacunal y de una prueba tuberculínica (PT) previa, su fecha de realización y
resultado. Si recibió tratamientos antituberculosos o quimioprofilaxis previos,
se debe determinar la fecha, las drogas, la duración, las intolerancias, los
abandonos o las interrupciones, detectar comorbilidades, inmunodeficiencias y
posibles tratamientos inmunosupresores.
En
cuanto a los antecedentes familiares, se debe preguntar si hay estudios de
foco, la historia de los casos de TB actuales o en los últimos dos años en el
entorno del paciente, la clínica presentada y las medidas terapéuticas
llevadas a cabo. Es importante especificar el tiempo de exposición, si se trata
de un caso bacilífero o cavitario,
resistente o no a las drogas, registrar el cumplimiento del tratamiento y
asegurarse del estudio completo de los contactos. Asimismo, debe mantenerse una
fluida comunicación con los profesionales que controlan el caso índice.
Si
el niño es el caso índice, es decir durante la anamnesis no surge ningún
enfermo de TB conocido, se debe buscar el foco bacilífero
entre los contactos SR, ya que puede tratarse de un paciente que aún no ha sido
diagnosticado.5-7
En
el niño, la TB se considera un evento centinela, que indica transmisión
comunitaria reciente desde un adulto bacilífero.7, 8
Todos
los niños en riesgo de tener TB deberían ser estudiados y clasificados como
expuestos, infectados o enfermos. Cada estadio conlleva una actitud terapéutica
distinta y existen ciertos factores como antecedentes de enfermedad actual que
deben evaluarse con detenimiento.8
La
edad en que se produce la infección y el estado inmunitario son las dos
variables más importantes que determinan el paso a la enfermedad. Los bebés y
los niños pequeños (especialmente los menores de 2 años) tienen una alta
probabilidad de desarrollar enfermedad activa, la mayoría dentro del año de
producida la primoinfección.9 Además, estos
niños pequeños tienen mayor riesgo de desarrollar formas graves y diseminadas,
a menudo, mortales. El riesgo es menor en aquellos entre los 5 y los 10 años de
edad y vuelve a aumentar en la adolescencia. Debe tenerse en cuenta que la
mayoría de los niños inmunocompetentes infectados por
M. tuberculosis no enfermarán, pero los inmunodeficientes
deben ser estudiados siempre en las áreas prevalentes de TB.8
La
detección sistemática de la enfermedad tuberculosa en los niños es un desafío.
Las herramientas para su diagnóstico son menos precisas en los niños que en
los adultos. Los niños tienen menor rentabilidad de las pruebas
microbiológicas. La confirmación bacteriológica en la población pediátrica se
logra en menos de 40 % de los casos. En razón de que el método de referencia (gold standard) para
el diagnóstico continúa siendo la detección del M. tuberculosis directamente
en muestras biológicas o su cultivo en medios específicos, la demora en la
espera de los resultados favorece el diagnóstico y tratamientos tardíos.
3. El rol de la clínica en el diagnóstico de TBI
La
presentación clínica de la TB es muy variable y puede ser poco expresiva (en
la mayor parte de los casos), lo que conlleva demoras diagnósticas, progresión
de la enfermedad y nuevos contagios.
El
comienzo suele ser insidioso y crónico. El cuadro clínico difiere según la
edad, el tipo de TB (primaria o extraprimaria), la
extensión de la enfermedad y el estado inmunológico del paciente.
La
forma más común de presentación de TB en los niños es la forma
ganglio-pulmonar, y la mayor parte de estos pacientes van a presentar pocos
síntomas o estar asintomáticos.8
Los
signos y síntomas resultan de la compresión de la vía aérea y el parénquima
por ganglios linfáticos aumentados, lo que es más frecuente en bebés y niños
pequeños debido al menor calibre de las vías aéreas. Suelen presentar tos seca
(persistente de más de dos semanas), disnea leve y sibilancias persistentes
fijas y asimétricas que no responden a tratamiento broncodilatador, con
taquipnea o sin esta. En los menores de 3 años, el cuadro clínico puede
mimetizar infecciones virales, lo que genera dificultades diagnósticas. El descenso
o mal progreso de peso junto con la fiebre (con sudoración nocturna o sin
esta), se van instalando con la progresión de la enfermedad, alcanzan una
sensibilidad del 89 % y una especificidad del 69 % para detección de TBI.4 En niños
menores de 3 años, la sensibilidad cae al 50 %. En ellos, es importante
pesquisar letargia y disminución de la actividad (disminución del juego), la
tos puede estar ausente.10,
11 Una
revisión reciente de Cochrane los autores concluyen que la combinación de uno o
más de los síntomas, tendrían una sensibilidad del 89 % para detectar TB
pulmonar en niños en contacto cercano con casos de TB.11
El diagnóstico de TB debe ser excluido también en niños con neumonía
graves, que no mejora con el tratamiento antimicrobiano adecuado, o con derrame
pleural (más frecuente en menores de 2 años e inmunosuprimidos),
lo que eleva el grado de sospecha (véase la Tabla 1).2, 7, 8, 12-14
Al
final de la infancia y en la adolescencia (≥10 años de edad) se pueden
presentar formas primarias como la descrita o formas extraprimarias
de reinfección (endógena o exógena), similares a las que encuentran en los
adultos. Es más probable que estos pacientes experimenten los síntomas clásicos
de impregnación bacilar, como fiebre vespertina, anorexia, malestar general,
pérdida de peso (documentado en los últimos 3-6 meses, o pérdida mayor del 10 %
del peso en cualquier intervalo de tiempo, sin respuesta al tratamiento
nutricional), sudores nocturnos, tos persistente de más de dos semanas de
duración, seca o productiva con expectoración mucosa purulenta y o hemoptoica,
dolor de pecho de tipo pleurítico y hemoptisis. Los hallazgos en el examen
físico suelen ser menores que en los niños pequeños o, incluso, estar ausentes.
La mayoría presentan auscultación respiratoria normal, aun cuando hay cavidades
o grandes infiltrados.10,
13
En
las formas extrapulmonares, predomina la signo-sintomatología sugestiva correspondiente al órgano,
aparato o sistema implicado.10
•
Adenopatía no dolorosa especialmente mayor de 2 × 2 cm con fístula o sin esta.
TB ganglionar.
•
Cifosis espinal de ángulo estrecho (hinchazón angular), especialmente si es de
aparición reciente (gibbus). TB espinal.
•
Signos de meningitis no aguda (aparición durante más de 5 d), especialmente si
no responde a tratamiento antibiótico o con presión intracraneal elevada. TB
meníngea.
•
Derrame pleural, especialmente matidez unilateral con dolor pleurítico en un
niño que no está agudamente enfermo. TB pleural.
•
Derrame pericárdico, ruidos cardíacos distantes o apagados o signos de
insuficiencia cardíaca de nueva aparición. TB pericárdica.
•
Abdomen distendido no agudo con ascitis o sin esta. TB abdominal.
•
Articulaciones hinchadas no dolorosas con marcha dolorosa o anormal. TB osteoarticular.
Tener
en cuenta el eritema nodoso y la queratoconjuntivitis
flictenular, que son manifestaciones de hiperergia a
las proteínas del bacilo de Koch y sugieren infección tuberculosa reciente.
Con
el concepto de un proceso continuo entre dos extremos que van de infección por Mycobacterium tuberculosis (Mtb) a enfermedad por TB, se incorporaron recientemente dos
estadios intermedios, descriptos como TB incipiente, que es la etapa siguiente
a la infección llamada hasta ahora TB latente (TBL), bacilos durmientes
alternan con períodos de replicación lenta e intermitente. El paciente
probablemente no tiene capacidad de transmitir la enfermedad. Los métodos de
diagnóstico de infección, IGRAS y la PPD son positivos. No se cuenta con
métodos validados para el diagnóstico de este estadio. En esta etapa, es
promisorio el desarrollo de biomarcadores capaces de
detectarla y evitar su progreso a TB subclínica y TB subclínica, etapa en que
los bacilos metabólicamente activos se están replicando y es potencialmente
infecciosa. Se caracteriza por ausencia de síntomas y signos clínicos, o por
presentarlos en forma leve sin percepción por parte del paciente, lo que
favorece la diseminación de la enfermedad hacia la comunidad. Esto tiene
implicancias muy negativas en menores de 5 años y, en especial, en los menores
de 2 años, en los cuales el riesgo de enfermar y desarrollar formas graves es
mayor. Las herramientas para su detección son las imágenes y pruebas
microbiológicas.15
En
resumen: No hay hallazgos clínicos que confirmen el diagnóstico de TBI, sin
embargo, existen signos que deben elevar el grado de sospecha. Un algoritmo
basado exclusivamente en signo sintomatológica es insuficiente. Basarse
exclusivamente en síntomas conlleva un riesgo de un 30 % de estudiar o tratar a
niños que no están enfermos por TB.4, 8, 10 Las guías recomiendan complementar con estudios microbiológicos y de
imágenes, lo que aumenta la posibilidad de arribar a un diagnóstico de TB.2
4. La función de los análisis clínicos
Dra. Lorena
Lombardero
Los
hallazgos suelen ser inespecíficos y los resultados son solo orientadores:
anemia hipocrómica ferropénica
moderada, eritrosedimentación (ESD) ≥ 80 mm³ en
la primera hora (puede superar los 100/mm³ en pacientes con VIH/sida), proteína
C reactiva elevada (≥ 10 mg/L), leucocitosis con neutrofilia
y desviación a la izquierda del índice de Schilling.
Como
ocurre con otros reactantes de fase aguda la proteína C reactiva, tiene buena
sensibilidad; en países con alta prevalencia de TB, ronda el 90 %, pero su
especificidad es baja (53 % a 75 %).15
La
concentración de proteína C reactiva también está elevada en los derrames
pleurales por TB, si es mayor de 50 mg /L tiene una especificidad del 95 %. La
ADA es un biomarcador sensible y específico (varía
entre el 88 % y el 100 %, y entre el 81 % y el 97 %, respectivamente) de la TB
pleural, especialmente en regiones con prevalencia de la enfermedad media o
alta y tiene una efectividad diagnóstica similar en pacientes con VIH, incluso
aquellos con niveles bajos de linfocitos CD4. La isoenzima
ADA2 que predomina en monocitos y macrófagos representa el 88 % del total de
la actividad de la ADA en la TB pleural. La relación láctico-deshidrogenasa
LDH/ADA puede discriminar entre exudado tuberculoso y derrame paraneumónico, especialmente cuando el punto de corte es
más bajo.16, 17
Otros
marcadores eficientes de la TB pleural son la citoquina IFN-γ ≥ 75 pg/mL, la interleucina 27 (IL-27)
o lisozima >15 mg/dL (cociente lisozima en
líquido/lisozima en suero mayor de 1,2) podrían ser útiles en la TB pleural,
pero más costosos.18
5. El papel de la prueba tuberculínica
en el diagnóstico de TBI
Dra. Graciela Luque
Es
el método más útil para el diagnóstico de infección tuberculosa y es de gran
ayuda para el de enfermedad tanto en niños como en adolescentes. Es un método
cuantitativo, de medición de la reacción de hipersensibilidad retardada a las
proteínas del derivado proteico purificado –PPD– (hiperergia tuberculínica). Solo evidencia contacto previo del
individuo con el bacilo.
La
técnica debe ser rigurosa y realizada por personal entrenado. Se recomienda
utilizar la técnica de Mantoux, con lectura 72 h
después de la inyección. Se mide la reacción con la induración producida,
medida en milímetros sobre el diámetro máximo, transversal al eje mayor del
antebrazo. El eritema no es tenido en cuenta. La induración positiva o la
aparición de vesículas o necrosis es indicativa de
infección por TB. En la Tabla 2, se expresan los valores de corte utilizados
en nuestro país para la interpretación de los resultados.3, 19
Las
investigaciones epidemiológicas han indicado que el componente genético del
huésped contribuye a los fenotipos de infección y enfermedad, lo que influye
tanto en la susceptibilidad como en la resistencia. Aproximadamente el 30 %-50
% de los contactos convivientes expuestos no se infectan. Varios estudios familiares
han proporcionado evidencia consistente de un papel importante de la genética
humana en el control de la infección por M. tuberculosis o la
reactividad a la PPD.20
Conversión o viraje tuberculínico
Se
define conversión o viraje tuberculínico cuando un
sujeto tuberculino negativo se convierte en tuberculino positivo o se presenta una diferencia de más de
10 mm entre una y otra lectura en un plazo inferior a 2 años. Se estima que
esto representa una infección reciente.19 La negatividad de la PT
en los niños no excluye el diagnóstico de infección o enfermedad tuberculosa,
por lo cual debe tenerse en cuenta que no constituye un elemento diagnostico
en sí mismo, sino un criterio más que considerar presente reacción frente a la
tuberculina, positiva.
Inconvenientes
de la tuberculina: Algunos de los constituyentes proteicos del PPD son compartidos
por micobacterias ambientales y por M. bovis (BCG), hecho que disminuye la especificidad de la
prueba. La falta de los resultados por ausentarse en la segunda visita de
lectura, empeorado por no poder repetirse inmediatamente.21
En
la Tabla 3, se resumen las ventajas y desventajas que aporta la PT.
Pruebas más recientes
en el diagnóstico de la infección
Las
nuevas pruebas para diagnosticar la infección por TB se basan en conceptos
similares a la PPD e IGRA, es decir, provocar una respuesta inmune a antígenos
específicos de M. tuberculosis, ya sea in vivo (tamaño de la
induración de la piel) o in vitro (magnitud de la liberación de
citoquinas). Aún está pendiente disponer de una prueba que no solo identifique
correctamente a los infectados sanos, sino a aquellos que tienen un riesgo
elevado de padecer la enfermedad para poder intervenir sobre ellos con un
tratamiento.
En
general, el rendimiento predictivo de cualquier nueva prueba para la infección
por TB no debe ser inferior a la tecnología actual. Los IGRA (QFT y T-SPOT) se
han convertido en pruebas de rutina para diagnosticar la presunta infección por
M. tuberculosis en países de baja prevalencia, ya sea solas o en
combinación con PPD.
Los
IGRA son más específicos y requieren solamente una sola visita para la flebotomía.
Sin embargo, a menudo puede ser necesaria una segunda visita para aclarar el
resultado, descartar la TB activa y comenzar la prevención. Los IGRA también
tienen varios inconvenientes, entre ellos la necesidad de infraestructura compleja
de laboratorio y transporte de muestras, costos más altos, dentro de la
variabilidad de la persona y una alta proporción de resultados indeterminados
en el VIH avanzado y los niños muy pequeños. Pueden dar falsos positivos con micobacteriosis no tuberculosas, incluidas M. marinum y M. kansasii.21, 22
Otras
pruebas: C-Tb (Statens Serum
Institut Copenhagen, Denmark) y Diaskintest (CJSC Generium, Russia), son reacciones
cutáneas que se basan en dos antígenos específicos del M. tuberculosis:
ESAT-6 y CFP-10. Se aplican y leen de la misma manera que la prueba tuberculínica con PPD. Utilizan una induración de 5 mm de
punto de corte independientemente del estado de BCG, VIH o ambos. Los costos y
sensibilidad son similares a la prueba de Mantoux.
Se pueden usar para testeos poblacionales y no tienen reacción cruzada con BCG.23,
24
Conclusión:
En el contexto de algoritmos de diagnóstico para la TB pediátrica, la prueba tuberculínica y los IGRA constituyen herramientas que
aportan especificidad, permiten identificar a los infectados sanos y a aquellos
en riesgo elevado de padecer enfermedad tuberculosa; no deben ser interpretadas
de forma aislada.
6. La función del diagnóstico por imágenes en TBI
6.1. El rol de la radiografía y tomografía de tórax
Dra. Norma González
La
radiografía (Rx) de tórax es una herramienta valiosa
para el diagnóstico de TBI en pediatría, porque muchos niños presentan escasa
sintomatología al inicio de la enfermedad y las lesiones pulmonares suelen ser
cerradas con poca cantidad de bacilos (paucibacilares),
lo que dificulta la confirmación microbiológica.
Al
interpretar las imágenes del tórax es necesario reconocer las estructuras
normales como el timo o los vasos pulmonares para no catalogar equivocadamente
una Rx como patológica. En este sentido, una técnica
radiológica inadecuada también puede confundir, ensanchando el mediastino o
aumentando la trama pulmonar, en placas en espiración, rotadas o poco
penetradas. También existe variabilidad de acuerdo interobservador
en la detección e interpretación de las imágenes, especialmente en los casos
de TB pulmonar primaria en niños pequeños.25
Las
adenomegalias intratorácicas, perihiliares
o paratraqueales son características de la TB
primaria. Para identificarlas mejor, se prefiere evaluar el frente y el perfil
de la Rx de tórax; esta última proyección permite
optimizar la visualización de los ganglios linfáticos del mediastino (Figura
1).
A
medida que la enfermedad avanza, las lesiones ganglionares intratorácicas
pueden comprimir las vías aéreas y producir atelectasias (más frecuentes en
lóbulo superior y medio derecho) o hiperinsuflación.
El
compromiso parenquimatoso pulmonar de la TB se manifiesta como neumonía o
bronconeumonía indistinguible radiológicamente de la producida por otros
gérmenes, pero la persistencia o el empeoramiento de estas imágenes a pesar de los
tratamientos antibióticos adecuados inducen a sospechar TB (Figura 2).
Las
cavitaciones únicas o múltiples, que se observan en el interior de opacidades de
bordes difusos, generalmente ubicadas en los campos superiores, son altamente
sugestivas de TB. Suelen presentarse en niños mayores de 10 años, SR, en los
que es más frecuente la confirmación bacteriológica. También pueden cavitarse lesiones pulmonares en niños pequeños con
evolución tisiógena de la enfermedad.
Otro
patrón radiológico que obliga a pensar en TB es el micronodulillar
diseminado en ambos campos pulmonares, que caracteriza a la TB miliar26,
27 (Figura 3).
Muchos
niños tienen antecedentes de episodios respiratorios previos o enfermedades
preexistentes como asma, secuelas posinfecciosas, VIH
o fibrosis quística; en estos casos se debe comparar con las Rx previas del paciente. Al comparar las imágenes, se debe
pensar en los diagnósticos diferenciales de las complicaciones que estas
entidades pueden presentar, y se deben buscar imágenes que hagan sospechar TB.
La
ecografía, realizada con técnica adecuada para pacientes pediátricos y un
operador entrenado, puede ser útil para detectar adenomegalias y derrame
pleural.28
La
tomografía de tórax aumenta la precisión diagnóstica en los casos en los que la
Rx sea dudosa, especialmente para detectar
adenomegalias mediastinales. Sin embargo, debe
tenerse en cuenta la mayor radiación a la que se expone al paciente y la
necesidad de sedación o anestesia que se necesita para obtener buenas imágenes
en lactantes y niños pequeños.29
Actualmente,
se encuentran en fase de desarrollo y optimización para pacientes pediátricos
herramientas automatizadas, digitales (asistidas por computadora) y de telelectura para simplificar la interpretación de hallazgos
de imágenes.28
6.2. El papel de la ecografía
Dra. Elsa Bisero
El
ultrasonido es útil para identificar y caracterizar lesiones en pleura, pared
torácica, diafragma y mediastino. Sus principales ventajas son las siguientes:
la ausencia de radiaciones ionizantes, la capacidad de exploración en tiempo
real, la posibilidad de realizar el estudio en la cabecera del paciente, la
evaluación de la extensión de la enfermedad y la de realizar la toma de
muestras, entre otras. Estas características son de especial utilidad en las
personas más susceptibles de padecer los efectos adversos de la radiación,
como los niños y las embarazadas, o en pacientes de difícil movilización, como
los ingresados en unidades de cuidados intensivos.30
En
las enfermedades torácicas, la ecografía ha tenido un papel secundario o,
prácticamente nulo. Esto se debe a que un 99 % de los ultrasonidos que se
emiten por el transductor ecográfico son repelidos en la interfase
entre pleura y pulmón, dado la gran diferencia de impedancia acústica entre los
tejidos blandos y el aire y la gran atenuación que sufren los ultrasonidos en
su propagación a través de un medio aéreo.31
La
ecografía en niños está indicada en los siguientes casos:
Estudio de serosas
a.
Estudio de la pleura. Es más precisa (sensibilidad del 100 % y especificidad
del 99,7 %) que la Rx convencional para detectar
derrames pleurales, ya que puede visualizar a partir de 5 mL
de líquido. El volumen del derrame pleural puede calcularse mediante diversas
ecuaciones basadas en la medición del grosor lateral de la columna de líquido,
la altura del fluido subpulmonar y el grosor del
recubrimiento del pulmón. El método más sencillo consiste en multiplicar el
grosor de la columna lateral de líquido (en mm) por un factor empírico de 90,
con lo que se obtiene el volumen de derrame pleural en mililitros (r = 0,68). Es
un procedimiento no invasivo, de bajo costo, muy empleado en TB pleural. El
aspecto ecográfico de un derrame pleural depende de su naturaleza, causa y
cronicidad. Permite detectar tabiques (gruesos o finos y móviles), las
características del contenido (ecos internos), engrosamientos, obtener muestras
histológicas de lesiones pleurales, con una tasa de éxito del 80 % y
seguimiento dinámico de las lesiones. Las técnicas de drenaje pleural pueden
aplicarse mediante guía ecográfica, lo que permite colocar tubos de menor
calibre con una mayor precisión. La toracocentesis
con guía ecográfica es por ello una técnica segura y puede realizarse en
pacientes con ventilación mecánica.31, 32
b.
Estudio del pericardio. En el diagnóstico de derrame pericárdico, el ecocardiograma
doppler color sirve, vez, para valorar las posibles
complicaciones, como taponamiento cardíaco o pericarditis constrictiva.33
c.
Estudio de adenomegalias: Se define adenomegalia a la presencia de ganglios linfáticos
mayores de 1 cm. de diámetro. El aumento de volumen ganglionar obedece a
diversos mecanismos:
1.
Estimulación antigénica repetida que lleva a hiperplasia folicular linfoide con
proliferación de células intrínsecas del ganglio (linfocitos o células
plasmáticas).
2.
Infiltración por células externas al ganglio (histiocitos en H. Langerhans,
enfermedades de depósito).
3.
Infiltración de polimorfo nucleares (adenitis infecciosas).
4.
Infiltración por células tumorales (en leucemias y tumores sólidos).
Por
su evolución las adenomegalias pueden ser agudas (<10 d de evolución),
subaguda (entre 10 y 30 d) y crónicas (>30 d de evolución). Por su
ubicación, localizadas y generalizadas.
Las
adenomegalias torácicas reciben la linfa del pulmón, corazón, timo y esófago.
Pero en TB pueden manifestarse por tos, sibilancias, disfagia, hemoptisis,
erosión de la vía aérea, atelectasias, sintomatología neurológica y obstrucción
de los grandes vasos (como la vena cava superior, con compromiso vital del
paciente).
La
ecografía permite, además, especificar tamaño, forma, ecogenicidad,
vascularidad, contenido (sólido o líquido), ver
compresiones y acceder a determinadas áreas del mediastino, en especial al
compartimiento anterior y a la ventana aortopulmonar.
Se la emplea en imágenes dudosas mediastinales (sobre
todo en menores de 2 años), mediante abordajes supraesternal
y paraesternal. Se ha demostrado que hasta el 60 % de
los niños asintomáticos con TB y Rx de tórax
interpretada como normal, presentan adenopatías mediastínicas,
en especial subcarinales. La sensibilidad global de
la ecografía para el estudio de adenopatías mediastínicas
es del 62 %, y asciende hasta el 72 % si se consideran las regiones accesibles
del pulmón. Guarda y colaboradores mencionan que las adenopatías están
presentes en un 95 % de los niños, pero la radiografía puede no evidenciarlas.34-36
En
el trabajo de Lisa C. Ruby y colaboradores, se menciona que la proporción de
niños con linfadenopatía detectada por ecografía mediastínica osciló entre el 15 % y el 85 %, y los estudios
que incluyeron la exploración supraesternal y paraesternal lograron proporciones de detección más altas.
Tres estudios retrospectivos informaron linfadenopatía
mediastínica en la ecografía para la mayoría de los
casos que se presentaron con una Rx normal o no
concluyente.36
d.
Estudio de estructuras abdominales: Permite visualizar estructuras
ganglionares, en especial los grupos para aórticos, para cava y mesentéricos.
En TB los ganglios linfáticos pueden ser discretos o presentarse como masas
opacas en conglomerados. Es habitual que los ganglios agrandados contengan
áreas centrales hipoecoicas o calcificaciones en las
etapas tardías de la TB. Además, la ecografía permite poner en evidencia
granulomas caseificantes sobre todo en hígado y bazo,
visualizar un complejo primario ganglionar en hilio hepático (única lesión
patognomónica de TB congénita). Un inconveniente es que el gas intestinal puede
dificultar ver las diferentes estructuras.34, 37
La
ultrasonografía endoscópica (USE) puede ayudar a obtener imágenes de lesiones
cercanas a la luz gastrointestinal, las cuales pueden ser aspiradas o biopsiadas mediante aspiración con aguja fina. Se pueden
tomar biopsias específicas de los ganglios linfáticos, el hígado y el páncreas.
La ecografía es útil para obtener imágenes de la tuberculosis peritoneal.
6.3. Ecografía endobronquial,
aspiración con aguja transbronquial (TBNA)
La
ecografía endobronquial (EBUS) es una técnica
mínimamente invasiva que permite el muestreo de tejido de lesiones pulmonares
periféricas o masas mediastínicas/hiliares, con una alta precisión diagnóstica y una
morbilidad y mortalidad significativamente menor que los enfoques
alternativos. En pacientes pediátricos, la EBUS - aspiración con aguja transbronquial (TBNA) se utiliza principalmente para
diagnosticar adenopatías mediastínicas. Esto ha
llevado a un mayor éxito diagnóstico, con una tasa reducida de complicaciones.
Debido a la escasa cooperación de los niños y las preocupaciones de sus
padres, el muestreo de los ganglios linfáticos es difícil. La EBUS es un
enfoque seguro y demuestra una excelente sensibilidad, especificidad y
precisión, y se ha convertido en una herramienta útil para los pediatras.37
Un
estudio multicéntrico analizó retrospectivamente a
67 participantes pediátricos que se sometieron a aspiración con aguja transbronquial guiada por ecografía endobronquial
(EBUS-TBNA) o aspiración con aguja fina guiada por ultrasonido broncoscópico transesofágico
(EUS-B-FNA). A excepción de dos pacientes en los que no se detectó un ganglio
linfático significativo en la EBUS, se obtuvo una muestra adecuada en 60 (92,3
%) participantes y una muestra diagnóstica en 37 (56,9 %) participantes. La
sensibilidad de EBUS-TBNA / EUS-B-FNA fue del 79,1 % y el diagnóstico se
modificó en 28 (41,8 %) participantes. Los autores de ese estudio consideraron
que EBUS-TBNA y EUS-B-FNA son métodos de diagnóstico seguros y efectivos para
la evaluación de niños con linfadenopatías
mediastínicas.38
Ventajas:
La
EBUS puede mostrar claramente la relación entre los vasos sanguíneos, los
ganglios linfáticos y las lesiones que ocupan espacio en el mediastino extraganglionar.
Desventajas:
Aunque
EBUS tiene muchas ventajas, todavía existen algunos inconvenientes. La
estructura específica de los bronquios en los niños plantea algunos obstáculos.
El tamaño más pequeño de la tráquea pediátrica y su posición más profunda
limitan el uso del método. La incidencia de rotura del dispositivo es alta y el
costo de reparación es alto. Su aplicación está contraindicada en pacientes
con función pulmonar seriamente reducida o insuficiencia respiratoria, función
cardíaca excesivamente deteriorada, hemoptisis masiva y condiciones generales
debilitantes. La precisión del diagnóstico depende de muchos factores, como el
tamaño de la aguja, la experiencia del operador y el sitio de los ganglios
linfáticos.39, 40
7. Exámenes microbiológicos / aplicabilidad clínica
Dra. Graciela Luque
Hay
varios desafíos en la confirmación del diagnóstico de la TBI que se derivan de
los resultados radiográficos sutiles o no específicos y de la naturaleza paucibacilar de la enfermedad. Un diagnóstico confirmatorio
se basa en la detección directa del patógeno; los acercamientos alternativos
incluyen la detección de la inmunorrespuesta o de
histología compatible. Las pruebas directas basadas en patógenos incluyen el
cultivo, las pruebas de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT) y la baciloscopia. Hasta la fecha, no existe una prueba
diagnóstica precisa para la TBI. Por lo tanto, es esencial que los médicos
observen que la TB es a menudo un diagnóstico clínico, ya que una prueba
negativa no descarta la enfermedad en los niños. Siempre deben estudiarse las muestras
con cultivo de los niños sintomáticos y los que presenten manifestaciones en
lesiones pulmonares o extrapulmonares.21, 41, 42
Selección,
recolección y transporte de muestras
Es
imprescindible tener en cuenta tanto la capacitación del personal que toma las
muestras con protocolos estandarizados como las explicaciones al paciente o su
acompañante. La capacidad del operador, la calidad de la muestra obtenida y el
transporte son requisitos que influyen para llegar al diagnóstico.
Las
muestras deben tomarse en condiciones de aislamiento respiratorio, con
protección del operador, en envases estériles y transportarse al laboratorio en
cajas rígidas, impermeables, con cierre hermético. Los remitos deben ser claros
y completos: datos de filiación, tipo de muestra que se envía, condiciones,
diagnóstico y pruebas que se solicitan.43
Se
ha tratado de mejorar el rendimiento del diagnóstico microbiológico con una
amplia variedad de tipos de muestras e, incluso, combinar diferentes métodos o
reunir muestras en un pool.44, 45
Recolectar
una muestra respiratoria profunda para el cultivo de un niño pequeño trae
desafíos adicionales. La mayoría de los niños menores de 7 años no tienen la
fuerza tusiva o la coordinación oromotora
para producir una muestra de esputo expectorado de buena calidad, requieren
técnicas semiinvasivas como la aspiración/lavado
gástrico o el esputo inducido (con aspiración nasofaríngea o sin esta). Ambos
tienen un rendimiento microbiológico similar, con una sensibilidad entre el 30
% y el 50 %.46, 47
Un
método alternativo para obtener muestras respiratorias incluye el uso de la
prueba de cuerda en la que se ingiere una cápsula de gelatina que contiene una
cuerda de nailon (cuerda dulce) y, luego, se recupera para el cultivo.48
Aunque promisorio tiene dificultades para la deglución en menores de cuatro
años y se ha investigado su uso en grupos pequeños con resultados similares al
esputo inducido.49
El
lavado broncoalveolar (LBA) es un procedimiento
invasivo que requiere entrenamiento especializado y no es bien tolerado en
niños. Tiene indicación en circunstancias específicas de sospecha con otras
muestras negativas, en el diagnóstico diferencial o falta de respuesta al tratamiento.
El rendimiento está supeditado al tipo de lesión que se estudie y el método de
aislamiento clásico o molecular.50
La
aspiración nasofaríngea (ANF) y el hisopado oral son muestras alternativas aún
potenciales. Se necesitan más pruebas antes de que pueda ser recomendado como
uno de los métodos de recolección de muestras en niños.46
Las
muestras en materia fecal (stool test)
se utilizan con buffers y tienen baja sensibilidad en niños (32 % a 68
%). Es usado en pacientes VIH positivos para técnicas moleculares.51
En
la TB extrapulmonar, el rendimiento es variable, las
muestras deben ser representativas del sitio de la infección, recolectadas
asépticamente y almacenadas y transportadas rápidamente al laboratorio para
minimizar la multiplicación de los órganos contaminantes. Idealmente, las
muestras deben llegar al laboratorio el día de la recolección. Si el transporte
al laboratorio se retrasa más de una hora, las muestras deben refrigerarse a 4
°C, así como a su llegada al laboratorio hasta que se procesen.52
El
líquido cefalorraquídeo (LCR) debe procesarse de inmediato o conservarlo
refrigerado por menos de 12 h. En el caso de la orina, se obtienen 2 muestras
en días consecutivos o día por medio y se remite el mayor volumen posible
(incluso, recolección de varias micciones). La muestra debe ser procesada
inmediatamente porque el pH ácido afecta la viabilidad del bacilo. En otros
líquidos (pleural, ascítico, articular) el rendimiento no es mucho mayor que
las muestras respiratorias, pero mejora si se combina con biopsias u otros
métodos no microbiológicos.53
En
la TB ganglionar periférica o en abscesos, se obtiene material por aspiración,
punción con aguja fina o biopsia. No deben usarse hisopos o torundas de
algodón. En las muestras de tejidos o biopsias, debe evitarse la desecación
agregando agua destilada estéril.
En
las formas diseminadas y en los pacientes inmunocomprometidos, se deben
realizar también hemocultivos.52
8. Histopatología
Dra. Karina Melillo
El
diagnóstico histopatológico se realiza con mayor frecuencia en la TB
extrapulmonar.54 El rendimiento general no está bien caracterizado
y depende en cierta medida de la experiencia del operador y el patólogo; la
sensibilidad y la especificidad pueden verse obstaculizadas por otros procesos
granulomatosos.
La
biopsia y la autopsia permiten determinar la presencia de los bacilos ácido
alcohol resistentes (BAAR) a través del estudio histopatológico y de estudios
especiales confirmatorios, tales como la técnica de ZN.54
La
tinción de Kinyoun es similar a la de ZN, pero no
utiliza el calor para favorecer la captación. Las técnicas flurocrómicas
con auramina-rodamina se basan en el mismo principio
básico, pero permiten una más rápida y más cómoda visualización de las micobacterias.
Al
examinar las secciones titulares teñidas con hematoxilina-eosina, (H-E), suelen
encontrarse agregados granulomatoides conformados por
abundantes histiocitos cargados por bacilos de aproximadamente 3 μm o granulomas de aspecto arremolinado con células
gigantes multinucleadas tipo Langhans con núcleos
dispuestos en la periferia en forma de «C», con necrosis central, no siempre
acompañadas por linfocitos reactivos (granuloma necrosante).
La existencia de granulomas múltiples en diferentes estadios evolutivos, con
necrosis caseificante central, sugiere el diagnóstico
de TB, si bien, múltiples entidades pueden producir granulomas.54
Las lesiones exudativas (exudados fibrinosos con invasión alveolar de
neutrófilos) son más frecuentes en inmunocomprometidos y de peor pronóstico.
Pueden coexistir ambas, según la evolución de la enfermedad.
La
hibridación con sondas de ADN permite la rápida identificación de la especie
aislada en cultivo e, incluso, a partir de bloques de parafina con tejido
incluido.
Conflicto de intereses
Las
autoras de este trabajo no declaran conflicto de interés alguno.
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