Autor : Schiavi, Eduardo; Brea Folco, Javier; Arce, Santiago; SÃvori, MartÃn
Conocí
al Dr. Juan José Rodríguez Moncalvo
(Juanjo para los amigos) cuando era residente de Clínica Médica
del CEMIC y rotó por el Ferrer. Yo era Jefe de Clínica y estaba
buscando una persona para desempeñar el cargo de Jefe de Residentes del
Hospital. Quiso la casualidad que fuéramos juntos a un ateneo del CEMIC.
En el viaje de vuelta al Ferrer, íbamos por el Obelisco y le
pregunté: ¿Juanjo, querés ser Jefe de
Residentes? Él me miró asombrado y me dijo con su habitual
modestia: ¿Le parece (todavía no nos tuteábamos) que estoy en
condiciones de ese desafío? Le dije que por supuesto que sí y
aceptó. Nunca me arrepentí.
Así
comenzó Juanjo una carrera brillante en el que fue el hospital de su
vida sin dejar nunca de estar ligado a su querido CEMIC. Con el tiempo, fue
médico de planta y llegó a ser Jefe del Laboratorio de
Investigación Clínica y Experimental del Hospital María Ferrer.
Este laboratorio había sido creado nada menos que por el Dr. Aquiles Roncoroni y fue siempre uno de los sectores del hospital
que se distinguieron por estar a la vanguardia de la Neumonología.
Juanjo,
a lo largo de su gestión, lideró la modernización del
laboratorio incorporando nuevas técniÂcas, como la prueba de ejercicio
cardiopulmonar. Nunca escatimó esfuerzos para impulsar aquello que
implicara una mejoría en las prestaciones de su laboratorio. Daba al
hospital todos los argumentos para pelear por la incorporación de
tecnología nueva frente a las restricciones presupuestarias que siempre
enfrentamos como institución pública. Era muy obsesivo con la
calibración y el uso correcto de los equiÂpos. Esta virtud fue
fundamental para que los resultados que obtenía fueran absolutamente
precisos en un área donde la precisión es indispensable. Como
jefe, siempre cuidó a su personal. Se esforzaba para que se capacitaran
y, además, los contenía en el aspecto humano. De esta manera,
siempre contó con la colaboración incondicional de la gente que
componía su equipo de trabajo profesional y no profesional.
Fue
también un buscador empedernido de nuevas ideas. Tuvimos incontables
discusiones científicas donde pude admirar su capacidad de razonamiento
y la originalidad que destilaba. A diferencia de otros Juanjo logró
plasmar su pensamiento en líneas de investigación. Su trabajo en
la industria farmacéuÂtica le dio herramientas adicionales para conocer
al detalle la confección de protocolos bien diseñados y la
obtención de conclusiones correctas. Sabía trabajar en equipo y
participó en múltiples trabajos multicéntricos
e iniciativas docentes tanto en la AAMR como en la ALAT.
Por
último, Juanjo no solo fue un excelente médico en su área,
sino también un gran amigo y amante de su familia con el que compartimos
innumerables momentos de ciencia y de vida. Nunca lo voy a olvidar en medio de
una discusión de nuevas ideas en el hospital o compartiendo
anécdotas y curiosidades de la vida cotidiana en un café o
restaurant. Juanjo, ¡¡¡te fuiste demasiado pronto y te extrañamos
muchísimo!!!
Eduardo
Schiavi
Exdirector
del Hospital María Ferrer, Buenos Aires
Expresidente
de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR)
Juanjo,
esta es probablemente la tarea que menos esperaba realizar en algún
momento y para quien menos se me hubiera ocurrido hacerla.
Gracias
por permitir cultivar nuestra amistad, por ser una persona generosa, sincera y
desinteresada. Agradezco haber podido conocerte y también haber podido
compartir momentos juntos entre viajes, cafés, trabajos y publicaciones.
Gracias por ofrecernos tus conocimientos y permitirnos, así, crecer proÂfesionalmente
y como persona; por ser un estímulo constante para el crecimiento de
nuestra Sociedad y Sección, que nos enseñaste todo lo que
podías, dejando a un lado muchas veces gran parte de tu tiempo personal
con el fin de promover el conocimiento de calidad en fisiopatología y el
laboratorio pulmonar.
Gracias
también por permitirme conocer a tu linda familia, a quienes
intentaremos ayudar a transitar tu ausencia y continuar con sus vidas,
ofreciendo escucha y compañía.
Amigo,
¡sin duda te voy a extrañar!
Javier
Brea Folco
Jefe
del Laboratorio Pulmonar, Hospital de Clínicas, Universidad de Buenos
Aires
Excoordinador de la Sección
de Fisiopatología y Laboratorio Pulmonar de la AAMR
Siendo
de una generación posterior a la suya, conocí a Juanjo, como
tantos otros, durante mi rotación en el Hospital Ferrer en el
año 2004. Por supuesto, él ya era Jefe del Laboratorio y me
invitó a conocerlo y a hacerme una pletismografía,
mi primer acceso a dicha práctica. A partir de ese momento, quedó
para mí como uno de los principales referentes en el tema, a quien
intentaba escuchar en cuanta disertación lo invitaban.
Con
los años, nos cruzamos con asiduidad en reuniones científicas y
sociales. La asimetría generacional inicial se fue suavizando y, del
profesor, pude acceder a la persona. Obsesivo metodológico, amaba
discutir y argumentar sobre la materia que nos ocupaba. Esas discusiones
podían llegar a niveles de acaloramiento insospechados, a pesar de lo
cual, nunca perdía su corrección e impecables modales. Dueño
de un fino sentido del humor y una frondosa cultura general, era una excelente
compañía en cenas y cafés.
Paradójicamente,
mi mayor interacción y colaboración con Juanjo fue en el momento
en que el mundo más separado estaba, la pandemia. Videollamadas
mediante, nos reunía regularmente junto a otros colegas, a debatir y
analizar la evidencia que habría de guiar la bioseguridad en la materia
no solo en Argentina, sino en buena parte de la región.
Como
a todos, la noticia de su fallecimiento me llegó una tarde de primavera.
Habíamos hablado hacía pocos días y teníamos
pendiente una cena con colegas. Quizás, para amigarnos discutiendo una
vez más.
Santiago
Arce
Jefe
de Laboratorio de Función Pulmonar. Instituto de Investigaciones
Médica A. Lanari, UBA.
Excoordinador de la Sección de
Fisiopatología y Laboratorio Pulmonar de la AAMR
Juanjo
querido… me acuerdo cuando era residente de Clínica Médica de mi
hospital y fui a rotar al Ferrer, (rotación que robó mi vida
profesional), te conocí y aprendí a admirar tu sabiduría y
profundidad en el razonamiento, tan humilde y obsesivo… Era el invierno de
1988. Vos ya eras Jefe del Laboratorio de Investigación Clínica y
Experimental del Hospital María Ferrer. Pasaron los años, y yo,
ya neumonólogo, en 1999, te vi ser la columna
fundacional, junto con otros queridos amigos, de la Sección de
Fisiopatología de la AAMR. Con pasión, comenzaste la
difusión a través de los cursos de capacitación a colegas
y técnicos en el arte de la espirometría y del laboratorio pulmonar en los siguientes más de 20 años,
junto con otros queridos amigos, en nuestro país y Latinoamérica.
Siempre se destacaron tu obsesión por los detalles, tu profundidad en el
conocimiento de todo lo relacionado con la funcionalidad respiratoria. En los
primeros años del nuevo milenio, compartimos el curso MECOR de la ATS, y
ahí entré en la más profunda y linda dimensión de
la relación humana con vos. Ese tiempo sirvió de pretexto para
conocer al ser humano detrás del médico. En estos últimos
15 años, siempre me regalaste sonrisas y tu amistad, cafecitos y tiempo
para hablar de las cosas de la vida, y fui admirándote cada día
más. Por eso, en estas palabras, además de agradecerte por tu
gran aporte a la Neumonología en nuestro
país, como una de las Piedras Fundacionales en nuestra AAMR y de la
Sección de Fisiopatología y Laboratorio Pulmonar, quiero destacar
tu incansable pasión por mejorar el conocimiento y compartirlo, pero por
sobre todo al ser humano humilde, profundo, sereno y generoso que fuiste.
¡Hasta siempre Juanjo y gracias por todo lo que nos brindaste!
Martín Sivori
Jefe
de Unidad Neumotisiología, Hospital Dr. Ramos
Mejía, Buenos Aires