Autor : MartÃn Bosio, Silvia Quadrelli, Eduardo Borsini, MarÃa Otaola, Julio Chertcoff
Hospital Británico de Buenos Aires
Correspondencia : MartÃn Bosio Email: marbosio@hotmail.com
Resumen
La clasificación de la hipertensión pulmonar (HP) ha evolucionado a lo largo de los
años así como el conocimiento sobre su fisiopatología. Actualmente está definida por
una presión arterial pulmonar media igual o mayor a 25 mmHg en reposo medido por
cateterismo cardíaco derecho.
La hipertensión arterial pulmonar (HAP) incluye un grupo heterogéneo de enfermedades
entre las que, además de la HAP idiopática (HAPI) se encuentra la HP asociada a varias
condiciones como enfermedades del tejido conectivo (ETC)
A pesar de que la HAP asociada a (ETC) se encuentra dentro del mismo grupo que la HAPI
y tienen una prevalencia similar, existen diferencias clínicas y epidemiológicas relevantes.
Este trabajo intenta actualizar las características epidemiológicas, fisiopatológicas,
clínicas y el tratamiento de la HAP asociada a las ETC.
Palabras clave: Hipertensión arterial pulmonar; Enfermedades del tejido conectivo
Abstract
Pulmonary arterial hypertension and connective tissue diseases
The classification of pulmonary arterial hypertension (PAH) and the knowledge on its
physiopathology have evolved over the years. The present definition of pulmonary arterial
hypertension is when the tension at rest, measured through right heart catheterization,
is 25 or more mm Hg.
The pulmonary arterial hypertension includes a heterogeneous group of diseases such
as the idiopathic PAH and the PAH associated to connective tissue diseases.
Although the PAH associated to connective tissue diseases belongs to the same group
of idiopathic PAH and both have a similar prevalence, there are relevant clinical and
epidemiological differences.
The objective of this paper is to describe the epidemiological, physiopathologic and clinical characteristics and the treatment of the PAH associated to connective tissue diseases.
Key words: Pulmonary arterial hypertension; Diseases of the connective tissue
La clasificación de la hipertensión pulmonar (HP) ha evolucionado a lo largo de los años así como el conocimiento sobre su fisiopatología. Actualmente está definida por una presión arterial pulmonar media igual o mayor a 25 mmHg en reposo medido por cateterismo cardíaco derecho1. En todos los casos la HP se caracteriza por un progresivo incremento de la resistencia vascular pulmonar que lleva a una falla del ventrículo derecho y muerte prematura2. La clasificación actualmente en uso se presenta en la Tabla 1. La hipertensión arterial pulmonar (HAP) incluye un grupo heterogéneo de enfermedades entre las que, además de la HAP idiopática (HAPI), se encuentra la HP asociada a varias condiciones como ETC, cortocircuito congénitos sistémico-pulmonares, hipertensión portal e infección por VIH3.
HAP: Hipertensión arterial pulmonar; BMPR 2: Gen receptor 2 de la proteína ósea morfogenética; ALK 1: Gen de la cinasa 1 análoga al receptor de la activina; HHT: Telangiectasia hereditaria hemorrágica; HIV: Virus de la inmunodeficiencia humana
A pesar de que la HAP asociada a (ETC) se
encuentra dentro del mismo grupo que la HAPI y
tienen una prevalencia similar, existen diferencias
clínicas y epidemiológicas relevantes4,5.
Dentro de las ETC la HP se ha visto asociada
a la esclerosis sistémica, el lupus eritematoso
sistémico6, la enfermedad mixta del tejido conectivo7 y menos frecuentemente, a la artritis
reumatoidea, dermatopolimiositis y el Síndrome
de Sjogren’s primario8.
La estimación de la prevalencia de HP en
pacientes con ETC es altamente variable ya que
depende del método utilizado para su diagnóstico9.
Debido a estas limitaciones, la incidencia reportada de HP en esclerodermia es tan variable como
6% a 60%10. Los resultados preliminares de un
trabajo sobre una serie de pacientes con diagnóstico de esclerodermia de la Ciudad de Buenos Aires mostraron una prevalencia de HP de 15,2% utilizando eco-cardiograma Doppler y tomando una
presión sistólica mayor a 45 mmHg como sugestiva
de tener HAP. En esta serie se destacaban los valores significativamente más bajos de difusión de
monóxido de carbono (DLCO) con respecto a otras
series de pacientes con esclerodermia a pesar de
tener igual prevalencia de alteraciones parenquimatosas en la tomografía axial computada (TAC)11.
Recientes estudios de screening más rigurosos
con confirmación de la presión de AP por cateterismo derecho (CCD) han demostrado una prevalencia
de enfermedad vascular pre clínica de 10–15%. Este
y otros estudios han mostrado que las estimaciones basadas en el uso del ecocardiograma con Doppler
generan una sobreestimación de la prevalencia de
HAP. En pacientes con CREST, se ha comunicado
una prevalencia de HP de hasta el 60%10, 12, 13.
Los recientes ensayos clínicos de tratamiento
(si bien tienen las limitaciones impuestas por la
rigurosa selección de los pacientes enrolados) han
mostrado que la HP asociada a enfermedad del
tejido conectivo (HAPA-ETC) es un grupo proporcionalmente importante dentro del conjunto
de pacientes con HP pasible de tratamiento. En
los estudios de seguimiento en la fase de comercialización del bosentán (TRAX)14 entre los 4994
pacientes tratados con bosentán en Europa, 36%
tenían HAP idiopática (HAPI) y 28% tenían HAP-ETC. De la población con HAP-ETC, 75% tenían
esclerodermia (HAP-Scc), 7% tenía HAPA-LES y
9% tenían enfermedad mixta del tejido conectivo
(HAPA-EMTC). Todas las otras HAPA-ETC representan sólo el 12% de la población. Con un diseño
muy diferente, en el registro del Instituto Nacional
de Salud de los Estados Unidos (NIH) se mostró que entre los 236 casos de HAP no explicada, 8%
fueron asociados con ETC15. Clásicamente se ha
afirmado que la HAP ocurre en forma tardía en
el curso de la esclerodermia (SSc) y es más frecuente en pacientes con el subtipo SSc limitada,
sin embargo este concepto está cambiando. En un
estudio retrospectivo de 78 pacientes con HAP-Scc,
55% tenían HAP dentro de los 5 años del primer
síntoma de Raynaud y no hubo diferencias en
la frecuencia de comienzo temprano entre los 2
subtipos de SSc16.
En cuanto al lupus eritematoso sistémico (LES)
la HP ha sido comunicada entre el 4% y el 14%,
con tasas de mortalidad que van del 25% al 50%
a 2 años del diagnóstico de HAP17. En antiguas
series de necropsia, Haupt18 encontró solo 2 de
120 pacientes que tenían vasculitis pulmonar con
engrosamiento de la íntima, mientras que en las
series de Miller et al. los pacientes con vasculitis
representaron el 11%19. La prevalencia de arte-
riopatía pulmonar en la serie de autopsias del
Instituto Lanari fue de 4.4%20 y es comparable con
la encontrada más recientemente en una serie de
autopsias en Brasil21.
El diagnóstico de LES ocurre frecuentemente antes del diagnóstico de HAP, con una latencia promedio
de 4,9 años 22. El desarrollo de HAP ha sido asociado
con la presencia de anticuerpos antiribonucleoproteinas, fenómeno de Raynaud, factor reumatoideo
positivo y aumento de los niveles de endotelinas-123.
La incidencia de HAP en la enfermedad mixta
del tejido conectivo (EMTC) es incierta, pero ha
sido comunicada como causa de muerte en estos
pacientes24. Otras enfermedades del tejido conectivo incluyendo la artritis reumatoidea (AR) y la
dermato-polimiositis han sido asociadas a HAP,
pero la incidencia y el pronóstico son desconocidos25.
Fisiopatología
La etiología de la hipertensión pulmonar asociada a
ETC, al igual que la de la HAPI, no está claramente
definida. Los cambios histopatológicos en la HAP
asociada a ETC son generalmente indistinguibles de
los de la HAPI, pero en la HAP-ETC, no solo se ha
comunicado afectación arterial pulmonar similar a
la HAPI, sino también otras variantes de patología
vascular, que incluyen enfermedad venooclusiva y
hemangiomatosis capilar pulmonar26.
Algunos casos pueden estar relacionados con enfermedad parenquimatosa pulmonar severa como
enfermedad intersticial y ser secundarios a la restricción del lecho vascular pulmonar o hipoxemia. En
la esclerodermia, la disfunción diastólica ventricular
derecha e izquierda ha sido implicada en la HP. Si
bien la asociación de esclerodermia y enfermedad cardíaca no está claramente definida, se ha comunicado
una mayor prevalencia de enfermedad miocárdica
y valvular en estos pacientes27,28. La enfermedad
tromboembólica es más prevalente en algunas ETC
que en la población general y puede ser causa de HP.
La alta prevalencia del fenómeno de Raynaud en
HAPA-ETC (en contraste con solo 10% a 14% de los
pacientes con HAPI con fenómeno de Raynaud)15 ha llevado a especular sobre la existencia de algo
así como un “Raynaud pulmonar”, hipótesis que
sugiere que el vasoespasmo contribuye al desarrollo
de hipertensión pulmonar29. En una comunicación,
todos los pacientes con HP y CREST tenían fenómeno de Raynaud, mientras 68% sin HP mostraban
este fenómeno12. En algunas series de pacientes con
LES, hasta 75% de los pacientes con HP tenían fenómeno de Raynaud30 y en nuestra experiencia todos
los pacientes con hallazgos de HAP en la autopsia
había mostrado Raynaud durante su evolución clínica20. El fenómeno de Raynaud es también común
en pacientes con HAPA-EMTC31.
Otra hipótesis patogénica es la generación de un
fenómeno de autoinmunidad. La presencia de anticuerpos antinucleares, factor reumatoideo, inmunoglobulina G y depósitos de fracciones de complemento
en las paredes de los vasos pulmonares sugiere un
mecanismo inmunológico32. Esto podría explicar por
qué en algunos casos, la HAP puede aparecer aún
antes de las manifestaciones articulares o sistémicas
de una enfermedad del tejido conectivo. Varios anticuerpos específicos han sido descriptos en pacientes
con HP en determinadas ETC. Tal es el caso de los
anticuerpos anti-fibrilarina (anti-U3-RNP) en pacientes con HP asociada a esclerodermia difusa y LES30 los anticuerpos anti-endotelio, asociados con alta
incidencia de HP e infartos digitales y presentes en el
40% de los pacientes con esclerodermia difusa y 13%
con CREST33 así como también en pacientes con LES,
los anticuerpos anti-centrómero y anti-histona34 y los
anticuerpos antifosfolípidos, encontrados comúnmente en pacientes con lupus e HP aún en ausencia de
evidencia de enfermedad tromboembólica30.
La vasoconstricción vascular por hipoxia podría tener un rol contributario aún en casos de
enfermedad pulmonar no tan avanzada ya que se
especula que la respuesta vasoconstrictora podría
ser más pronunciada en pacientes con hipertensión
pulmonar y esclerodermia en comparación con la
HAPI35. Sin embargo, no pudo confirmarse la presencia de vasoespasmo pulmonar en pacientes con
fenómenos de Raynaud y esclerodermia sin HP36.
Después de una inicial descripción hecha por
Roncoroni y Álvarez en 199237 de arteriopatía plexogénica como causa de hipertensión pulmonar en
LES, se han comunicado otros casos38. Los datos
de autopsia han aportado información importante
sobre el mecanismo de producción de la HAP en el
LES. En una de las series más grandes publicadas en
la literatura20, 8,8% tenía evidencia de hipertensión
pulmonar en la necropsia y en la mitad de ellos se
hizo diagnóstico de HAPI. El resto de los pacientes
tenía evidencia de enfermedad tromboembólica
recurrente. Entre los pacientes con signos de HAPI,
todos habían mostrado arteriopatía plexogénica, las
venas pulmonares no estaban comprometidas. Se
encontraba engrosamiento e hipertrofia de la media
arterial y algún grado de hiperplasia39. Hay también
descriptos casos aislados de vasculitis40.
Algunas pocas comunicaciones de casos mencionaron la asociación con patología parenquimatosa y otras su ausencia41 pero sólo unas pocas
comunicaciones más recientes describieron que
la mayoría de los cambios histopatológicos en pacientes con LES están asociados con arteriopatía
pulmonar38, 42
Evolución clínica
Los pacientes con HAP asociada a ETC (HAPA-ETC) son principalmente mujeres de mayor edad
que los pacientes con HAPI. El promedio de tiempo
entre el diagnóstico de esclerosis sistémica y el de
HAP fue de 14 años con una edad media para el
diagnóstico de HAP de 66 años43. Presentan dismi-
nución del gasto cardíaco y tendencia a una menor
sobrevida. Koh et al. publicaron su experiencia con
17 pacientes con HAPA-SSc en una serie previa a
que el tratamiento específico estuviera disponible, y
encontraron un 45% de sobrevida en 1 año44. Kawut
et al. por su parte describieron en 22 pacientes con
HAPA-SSc (de los cuales la mitad había recibido
tratamiento con prostanoides) una sobrevida del
55% al año45. Los factores predictores de mortalidad
fueron los mismos que los descriptos para la HAPI
(valor de la presión de aurícula derecha, presión de
la arteria pulmonar e índice cardíaco)43.
El estudio REVEAL46 mostró que los pacientes
con HAPI (n = 1.251) tenían hallazgos hemodinámicos y ecocardiográficos más favorables pero una
alta prevalencia de derrame pericárdico, menos
distancia en el TC6M, valores más altos de niveles
de BNP (432.8 vs 245.6 pg/mL, p < .0001), y menor
capacidad de difusión del monóxido de carbono
(DLCO) (44.9% ± vs 63.6%, p < .0001) que los
pacientes con HAPA-ETC. En el seguimiento a
un año, la supervivencia y la supervivencia libre
de hospitalizaciones fue más baja en el grupo con
HAPA-ETC (86% vs 93%, p < 0.0001 y 67% vs
73%, p = 0.03 respectivamente). Los pacientes
con SSc-PAH (n=399) tenían similares valores
hemodinámicos, pero niveles de BNP más elevados,
menor DLCO y peor supervivencia a 1 año que los
pacientes con HAP asociada a otras ETC.
La disnea es el síntoma más común de la HP
mientras que la historia clínica y el examen físico
dependen de la ETC asociada. El dato más frecuente
y sensible de los estudios de función pulmonar es
la disminución de la DLCO47. En nuestra serie de
pacientes con HAP-ETC, todos tenían una caída
marcada de la DLCO y este fue el único hallazgo
clínico o funcional que permitió discriminar los pacientes con HAP respecto del resto de pacientes con
esclerodermia sin compromiso vascular pulmonar48.
Sin embargo, debe tenerse presente que los hallazgos funcionales son más difíciles de interpretar
en pacientes con ETC que en pacientes con HAPI
ya que pueden estar alterados por compromiso parenquimatoso o cardíaco. La TACAR para evaluar el parénquima y el centello V/Q para excluir
embolia pulmonar suelen estar indicados para
descartar causas secundarias de HP. En la serie de
Delcour y col.49 un total de 398 pacientes (66.3%
con HAP) mostraron que los pacientes con HAPA-SSc tenían porcentajes más bajos de capacidad vital
forzada, de DLCO y DLCO corregida al volumen
alveolar. Sin embargo en el análisis multivariado
ni la DLCO ni la DLCO/VA fueron predictores
independientes de HAP.
Otros autores sostienen que la DLCO es un
fuerte predictor de supervivencia y también de
desarrollo de HAPA-SSc50, 51. En el estudio de Steen
y col., los pacientes que desarrollaban HAP tenían
una disminución significativa de la DLCO (52%
predicho) casi 5 años antes del diagnóstico50.
La TAC de tórax puede ser un método de
diagnóstico inicial. Se postuló que el diámetro
del tronco principal de la arteria pulmonar > de 29 mm es un importante predictor de HAP,
con una sensibilidad del 84% y especificidad del
75%. También el diámetro de la arteria pulmonar
derecha > 21 mm apoya el diagnóstico de HP52.
Ng et al. describieron el índice de los diámetros
entre el tronco de la arteria pulmonar y la aorta
ascendente (dPA/rPA) utilizando valores de PAPm > 20 mmHg como indicador de HAP. El índice> 1 mostró una sensibilidad y especificidad, VPP y
VPN para HAP del 70%, 92%, 96% y 52%53. En
un estudio realizado en nuestra institución que
incluyó a pacientes con HAPI y asociada a ETC,
66.6% de los pacientes tuvieron un índice (dPA/rPA) por encima del valor normal aunque no hubo
correlación entre la magnitud de la HAP y el valor
del índice. En nuestra experiencia el índice dPA/rPA es un método útil y fácil de medir en cualquier
institución y es altamente orientador (aunque
no suficientemente sensible) para pensar en esta
patología54.
El ecocardiograma transtorácico (ETT) es
un excelente método no invasivo de screening
en pacientes con sospecha de HP ya que estima
la presión arterial sistólica pulmonar (PASP)
mediante la velocidad de flujo de regurgitación
sistólica tricúspide y puede proveer información
adicional sobre otras causas y consecuencias de
HP. Sin embargo, un estudio del Bromptom Hospital que incluyó 137 pacientes con esclerodermia
demostró que si bien el valor predictivo positivo
de los actuales métodos no invasivos (PASP, DLCO) es adecuado para el diagnóstico de HAP
avanzada, estos tests no pueden ser utilizados
para descartar HAP cuando el pretest clínico es
alto en enfermedad reumatológica, ya que no son
suficientemente sensibles55.
Más recientemente, Hsu et al.56 evaluaron 49
pacientes con esclerodermia y sospecha de HAP
mediante ecocardiograma Doppler y resonancia
magnética nuclear (RMN) realizadas dentro de las
4 horas del cateterismo. De acuerdo a sus hallazgos,
el ecocardiograma fue la herramienta no invasiva
más útil, principalmente debido a la alta especificidad y alto valor predictivo positivo. Sin embargo
debido a la baja sensibilidad del test, el cateterismo
continúa siendo el patrón oro para la detección de
la enfermedad, hallazgo que fue confirmado por dos
metaanálisis publicados durante 201157.
Si bien han sido sugeridos distintos algoritmos
de diagnóstico, es recomendable que cada centro
adopte una sistemática de estudio que se adapte
a su población y a la disponibilidad efectiva de los
métodos diagnósticos. En nuestro centro, ante un
paciente con esclerodermia con un alto pre-test
clínico para presentar HAP (DLCO disminuida en
forma desproporcionada a los volúmenes pulmonares y/o con TAC sin evidencias de compromiso
parenquimatoso), la conducta de rutina es la determinación en forma invasiva de la presión de AP,
aún en presencia de ecocardiograma con Doppler
sin elevación de la presión sistólica pulmonar.58
Las guías del American College of Cardiology
Foundation/American Heart Association recomiendan que el ecocardiograma con Doppler se realice
anualmente como screening para la detección de
HP en pacientes asintomáticos con esclerodermia59.
Sin embargo, las guías de la European Society of
Cardiology/European Respiratory Society sugieren
que el costo-beneficio de este procedimiento no ha
sido clarificado en comparación con la búsqueda
limitada a pacientes sintomáticos5.
Debido a que más del 10% de los pacientes con
esclerodermia van a desarrollar HAP, la detección
de esta complicación parece estar justificada. En
el caso de presencia de fibrosis pulmonar, la prevalencia de HAP está marcadamente incrementada60. Sin embargo la racionalidad del screening
en pacientes asintomáticos no está clara, dado que
tampoco hay evidencia de que los tratamientos
disponibles sean efectivos en este grupo de pacientes, aunque algunos datos recientes sugieren
que la detección temprana está asociada a mejoras en la supervivencia60. La mayoría de los estudios
que evalúan eficacia de tratamiento se llevaron
a cabo en poblaciones de pacientes con enfermedad avanzada. Sin embargo, existe un limitado
número de estudios en pacientes con enfermedad
menos severa que también han mostrado que el
tratamiento temprano está asociado con mejores
resultados. En el estudio EARLY, un estudio
controlado que incluyó a pacientes en CFII, de
los cuales menos del 10% tenían HAPA-SSc,
el tratamiento con bosentán estuvo asociado
a mejoras en los parámetros hemodinámicos
y prevención del deterioro clínico comparado
con placebo61,62. Existen registros que muestran
que si no se realiza screening, sólo 16% de los
pacientes con HAPA-SSC son diagnosticados
en CF II63.
Actualmente se encuentra en marcha el DETECT (Early, Simple and Reliable Detection of
Pulmonary Arterial Hypertension in Systemic
Sclerosis)64 estudio de cohorte que fue iniciado
en 2008: prospectivo, observacional, basal y a
3 años de seguimiento, que tiene como objetivo
determinar y discriminar la habilidad predictiva de un solo test de screening para HAP en
esclerodermia comparado con el CCD y con
múltiples métodos de estudio simultáneos en
500 pacientes.
Como en otras formas de HAP, el cateterismo
derecho está recomendado en todos los casos de
HAPA-ETC para confirmar el diagnóstico, determinar la severidad y el pronóstico, y descartar la
enfermedad cardíaca izquierda. La mayor parte de
los autores recomienda repetirlo antes de adoptar
un cambio de conducta o luego de 3 o 4 meses de
tratamiento con nuevas drogas5.
La prueba aguda de vasorreactividad es positiva solamente en un 11% de los pacientes con
HAPI. La utilidad de este test (como en la HAPI)
reside en que un 50% de los respondedores agudos serán también respondedores a largo plazo y
podrán mantenerse en el tiempo con bloqueantes
cálcicos como monodroga; en los demás pacientes
será necesario modificar el tratamiento.
El nivel sérico del pro-péptido natriurético
cerebral (pro-BNP) refleja la severidad de la disfunción ventricular derecha en la HAP51. Cambios
basales y seriales en el pro-BNP han mostrado
ser predictores de sobrevida65 y de repuesta al
tratamiento66. Sin embargo todavía se requieren
futuras investigaciones y validaciones.
Tratamiento
a.Tratamiento vasodilatador
No hay datos con fuerte nivel de evidencia para
definir el tratamiento más apropiado en la HAP-ETC. Los tratamientos evaluados han sido los
bloqueantes de los canales de calcio, prostaciclinas
(orales, inhaladas, subcutánea e intravenosa),
inhibidores de la fosfodiesterasa-5, antagonistas
del receptor de endotelina-1, inmunomoduladores
y el transplante pulmonar.
Los vasodilatadores orales (antagonistas de los
canales de calcio) han sido utilizados al igual que
en la HAPI, en pacientes con una prueba aguda de
vasorreactividad pulmonar positiva. Aunque los
bloqueantes de los canales de calcio han mejorado
la supervivencia en algunos pacientes con HAP
en ETC, su beneficio estaría limitado a muy pocos
pacientes y es muy probable que sean perjudiciales
por sus efectos inotrópicos negativos y retenedores
de sal67. Experiencias locales han reproducido esta
baja prevalencia de respuesta vasodilatadora posi-tiva en pacientes con ETC68.
Badesch et al., en un estudio multicéntrico randomizado que incluyó a 111 pacientes con HAP-SSc
tratados con epoprostenol intravenoso, comunicó mejoría a las 12 semanas en la capacidad al ejercicio,
la hemodinamia cardiopulmonar, la clase funcional,
la escala de Borg y el fenómeno de Raynauds69. Otros
autores han comunicado mejoras a corto y largo
plazo en la capacidad al ejercicio, en los síntomas y
en la hemodinamia70.
La administración subcutánea de treprostinil
fue evaluada en un subgrupo de 90 pacientes con
HAPA-ETC, que fueron enrolados en un gran estudio randomizado. Después de 12 semanas hubo una
mejora en la capacidad de ejercicio, en los síntomas
y en la hemodinamia71.
Con respecto a los antagonistas de los receptores
de endotelina-1, un estudio randomizado doble
ciego de 12 semanas que incluyó a un subgrupo de
47 pacientes con ETC ha mostrado que el bosentán
mejoró significativamente la capacidad al ejercicio
comparado con placebo. El beneficio obtenido fue
la disminución de la caída en los metros caminados (-3 m en el grupo bosentán versus – 40 m en
el grupo placebo)72. Un subgrupo de pacientes
con HAP relacionado a esclerodermia (n = 47) fue
incluido en un estudio multicéntrico, doble ciego,
placebo-control (BREATHE-1). Los pacientes fueron randomizados 2: 1 para recibir bosentán (125 mg o 250 mg) o placebo. El principal efecto del
tratamiento fue la mejoría de 36.8 metros en el test
de la caminata de 6 minutos en favor del bosentán,
este fármaco mostró además tendencia a demorar
el tiempo de empeoramiento clínico y redujo la disnea en pacientes con HAP y esclerodermia, aunque
sin alcanzar significancia estadística. El estudio
TRUST incluyó 53 pacientes con HAP-ETC en
CFIII. Los pacientes recibieron bosentán 62.5 mg
2 veces al día por 4 semanas y 125 mg 2 veces por
día durante 44 semanas en un estudio abierto no
comparativo, y mostró mejoría de la clase funcional
el 27% de los pacientes y empeoramiento el 16%. Los
cambios en la calidad de vida fueron mínimos y no
se observaron efectos adversos no esperados. En la
mayoría de los pacientes el bosentán fue asociado
con mejoras o estabilidad en el estado clínico.
El ambrisentán fue evaluado en dos trabajos que
incluyeron 124 pacientes con HAPA-ETC donde se
observó un beneficio en la caminata de 6 minutos
de 26 metros a las 12 semanas en el ARIES 1. A
los 2 años, en el estudio extensión ARIES 2, la tasa
de empeoramiento clínico para el grupo de HAPA-ETC fue idéntica que en el resto de los pacientes
en estudio, lo que sugirió que no fue peor que los
pacientes con HAPI73.
Otra droga estudiada en HAPA-ETC fue el sil-
denafil. En el estudio SUPER-1 se evaluó el efecto
del sildenafil por vía oral en 277 pacientes por 12
semanas. De estos pacientes 84 tenían HAP-ETC
y 32 eran clase II, 51 clase III y uno clase IV. La
distancia en la caminata disminuyó en el grupo
placebo y se incrementó en los pacientes tratados.
En el análisis univariado el efecto fue significativo en las dosis de 20 y 40 mg cada 8 horas. Hubo
similares beneficios hemodinámicos con todas las
dosis de tratamientos74. La mayoría de los efectos
adversos fueron de leve a moderada intensidad. La
sobrevida fue estimada en 79% a 3 años. El tratamiento con sildenafil fue bien tolerado. Después de
3 años, el 60% de los pacientes mejoró o mantuvo
su clase funcional, y el 46% mantuvo o mejoró el
TC6M en el grupo tratado75.
El estudio AIR, randomizado, que evaluó el
iloprost inhalado, un análogo de la prostaciclina
en pacientes con severa hipertensión pulmonar, incluyó 13 pacientes con HAPA-ETC y en el grupo de
tratamiento mostró ser efectivo a las 12 semanas76.
El meta-análisis publicado por Gallié et al. que
incluyó 21 estudios randomizados controlados sobre
tratamiento de la HAP concluyó que la mortalidad
en el grupo control era alta (3.8% en 14.3 semanas de observación). Los pacientes randomizados a
tratamiento activo mostraron una reducción en la
mortalidad de 43% comparados con el grupo placebo77. Se observaron mejoras estadísticamente significativas en los valores hemodinámicos, con una
reducción promedio del 25% de la presión arterial
pulmonar. Los análisis de subgrupos de acuerdo
a diferentes clases funcionales, drogas utilizadas
o capacidad de ejercicio (medida por ejemplo con
el TC6M) no mostraron diferencias estadísticas
significativas en la mortalidad.
El tratamiento inmunosupresor parece ser
efectivo solo en una minoría de los pacientes con
HAP-ETC. Los corticoides con y sin ciclofosfamida78, la plasmaféresis79 y el transplante autólogo de
células madres80 han sido comunicados en forma
aislada como capaces de mejorar o estabilizar la
hipertensión pulmonar en pacientes con esclerodermia. Sin embargo estos resultados no han
sido reproducidos y no hay real evidencia sobre la
utilidad de estos tratamientos en SSc o EMTC. Hay
algunos estudios con ecocardiografía Doppler en
pacientes con LES que sugieren que el tratamiento
citotóxico puede generar una marcada mejoría en
la presión pulmonar81.
Si bien los diferentes consensos y guías de práctica5, 58, 82 sugieren diferentes esquemas para tratar
a los pacientes con ETC e hipertensión pulmonar,
la complejidad de esta situación clínica (y sus habituales comorbilidades) requieren un acercamiento
individualizado y esencialmente multidisciplinario.
En el Hospital Británico la estrategia utilizada
consiste en la utilización de una única droga como
tratamiento inicial: inhibidores de la endotelina-1
(ambrisentán 5 mg por día vía oral) o sildenafil
(75 mg de inicio vía oral por día). En nuestra experiencia la administración de ambrisentán fue bien
tolerada, y no fue necesaria la suspensión de la droga
por efectos adversos en ningún paciente en más de
8 años de seguimiento. La dosis se puede aumentar
hasta 10 mg por día en una única toma diaria. Con
respecto al sidenafil fue necesaria la suspensión por
diarrea profusa y cefalea a dosis de 50 mg/día en unaúnica paciente. El esquema recomendado por las
guías y adoptado en nuestra institución es combinar
una segunda droga si la respuesta es insuficiente
o la enfermedad progresa luego de 3 a 6 meses de
tratamiento. En estos casos se indican análogos de
las prostaglandinas inhaladas, y se evalúa la posibilidad de nuevo cateterismo antes de implementar
el cambio terapéutico5.
b. Tratamiento de soporte
1. Anticoagulación
Existe una alta prevalencia de lesiones vasculares
trombóticas post-morten en pacientes con HAPI83.
La anticoagulación ha sido evaluada en solo 2 estudios observacionales en los cuales se demostró un
50% de mejora en el pronóstico en pacientes con
HAP83, 84. La hipótesis actual es que la anticoagulación actúa como un tratamiento antiproliferativo
al reducir los niveles de trombina en la vasculatura
pulmonar. Si bien no hay suficiente evidencia, la
anticoagulación se ha transformado en un standard de tratamiento en HAP-ETC. En este grupo
particular de pacientes y sobre todo en esclerodermia donde presentan mayor compromiso de
telangiectasias gastrointestinales, los pone a riesgo
de sangrados imprevistos e impredecibles por lo
que muchos grupos de expertos la desaconsejan.
Debe valorarse cuidadosamente su aplicación ya
que el riesgo-beneficio no está claramente definido.
La digoxina ha mostrado mejorar el gasto cardíaco en pacientes con HAPI aunque esta eficacia es
desconocida cuando se administra en forma crónica,
se recomienda su uso en pacientes con insuficiencia
cardíaca derecha y fibrilación auricular asociada85, 59.
La experiencia clínica demuestra claros beneficios sintomáticos cuando se administran
diuréticos en presencia de sobrecarga de volumen, siendo la espironolactona probablemente
la mejor opción. En general es preferible evitar
los diuréticos de asa, su única indicación sería
la presencia de sobrecarga de volumen a pesar
de dosis máximas toleradas de espironolactona
(habitualmente 100-200 mg/día, si bien no hay
trabajos randomizados que lo avalen).
Si bien la administración de 14 a 16 horas de
oxígeno diario cuando la saturación de O2 está por
debajo de 90% ha mostrado reducir la resistencia
vascular pulmonar en pacientes con HAP, no hay
trabajos randomizados que avalen su uso a largo
plazo. Las recomendaciones están basadas en la
evidencia de la utilidad del oxígeno en EPOC86.
Resumen de recomendaciones en el tratamiento de HAP en enfermedades del tejido conectivo en el Hospital Británico de Buenos Aires.
El bosentán, ambrisentán o sildenafil son actualmente las drogas de primera línea para todos los
pacientes ambulatorios, si progresan en clase funcional, agregarles una segunda droga que
actúe por otro mecanismo.
Los pacientes que se deterioran pese a la combinación de 2 o 3 drogas pueden ser candidatos a
recibir tratamiento con prostanoides endovenosos
o subcutáneos o septotomía atrial, dependiendo de
la compliance del paciente, la presión arterial y la
preferencia y experiencia de cada institución.
No está universalmente aceptado cuándo realizar
cateterismos de control. Algunos centros de referencia recomiendan cateterismo de rutina anualmente
en pacientes bajo tratamiento, otros 3 a 6 meses después de que un nuevo tratamiento fuera instaurado.
La caminata de 6 minutos y el ecocardiograma
son relativamente insensibles a los cambios en la
función del ventrículo derecho y a los cambios de
presión y no se correlacionan adecuadamente con
los cambios hemodinámicos.
Conclusión
En conclusión, los pacientes con enfermedad del tejido
conectivo tienen un riesgo más elevado de desarrollar
hipertensión pulmonar. Debido a que el pronóstico de
la hipertensión pulmonar no tratada es generalmente
pobre, se requiere el seguimiento de estos pacientes
especialmente si presentan factores de riesgo para el
desarrollo de HAP. Parece deseable la identificación
lo más tempranamente posible. Los avances en el
tratamiento, que incluyen el epoprostenol endovenoso
y subcutáneo, el treprostinil, el iloprost inhalado, los
antagonistas orales del receptor de endotelina, y los
inhibidores de las fosfodiesterasas ya han sido aprobados para el tratamiento de la hipertensión pulmonar
asociada a enfermedades del colágeno.
Sin duda, son necesarios futuros estudios para
definir la mejor opción de tratamiento y el desarrollo de tratamientos más específicos, probados
en grandes estudios randomizados que demuestren
beneficios sobre la mortalidad.
Sin embargo, puede decirse que aunque insuficientes, hay demostrados beneficios de los tratamientos disponibles lo cual justifica el diagnóstico
preciso y abre una esperanza ante esta complicación devastadora de las ETC.
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