Revista Americana de Medicina Respiratoria - Volumen 12, Número 3 - Septiembre 2012

Revisión Bibliográfica

ARTÃCULOS SELECCIONADOS DE LA ESPECIALIDAD
Obesidad: cambiando el asma en el siglo XXI

Autor : Anne E. Dixon

Comentado por : Carlos H. Bevilacqua

En el mismo ejemplar del Blue Journal donde se publicara el trabajo de Lugogo NL y col. sobre el efecto proinflamatorio de los macrófagos de pacientes con sobrepeso/obesidad, se publica un comentario editorial de la Dra. Dixon, quien se desempeña como Directora de Investigaciones Clínicas de la Universidad de la Escuela de Medicina Vermont, USA. Vale la pena mencionar algunas de las referencias que ella hace sobre este tema, ya que posee numerosas publicaciones vinculadas a este tópico.
“El mundo ha trocado hacia una pandemia de obesidad sin precedentes” observa la Dra. Dixon y agrega que una obvia consecuencia de ello es la diabetes tipo II que alguna vez fue trastorno de los añosos y hoy es frecuentemente diagnosticada en niños.
La obesidad es un obvio factor de riesgo para el desarrollo de asma bronquial y esto ha sido ya bien probado en diversos lugares del mundo. Además, el asma del obeso se caracteriza por su difícil control y su respuesta disminuida a los tratamientos habituales.
La autora afirma que la publicación de Lugogo es un importante paso en el camino de trasladar los hallazgos en experimentos animales a la práctica clínica en humanos, mediante esta investigación tan “laboriosa”.
Los estudios en ratones obesos han vinculado fuertemente a la obesidad con el asma y se han verificado en los mismos niveles inusualmente altos de citoquinas (entre ellas las adiponectinas).
Me parece muy interesante su afirmación: “el tejido graso está lejos de ser un depósito inerte de energía, y es un importante “órgano” endócrino con importantes efectos en la función inmunitaria.”
Con la obesidad los macrófagos aumentan en número y adoptan un fenotipo M1, elaborador de citoquinas (IL-6, IL-1b y TNF). Esto también se describe en el hígado, donde se produce esteatosis.
Algunos estudios muestran que los macrófagos de ratones obesos tienen sus funciones fagocitarias alteradas, así como la producción de leucotrienos, y esto se manifiesta en la inmunidad del huésped.
En un único estudio previo de macrófagos alveolares aislados de humanos con sobrepeso u obesidad y asma, se demostró alteración de la respuesta a la dexametasona, algo que obviamente es de estricta importancia en la resistencia de los obesos asmáticos a los corticoides.
Este artículo agrega que el presente estudio de Lugogo mostró que la exposición al polisacárido, o al polisacárido y leptina mostraba alteraciones en los asmáticos obesos respecto de los controles asmáticos “magros” o sin asma. Además se encontraron otras muestras en el líquido del lavado bronquioalveolar de que sus macrófagos también mantenían altos los niveles de otras citoquinas.
La Dra. Dixon finaliza diciendo que en su opinión el estudio de referencia muestra que la obesidad perturba la función inmunitaria y que muchos de los productos producidos por el tejido adiposo pueden tener efecto en la vía aérea de los obesos con asma y, tal vez, explicar su pobre respuesta al tratamiento usual.

Bibliografía

1. Meseguer Arce J. et al. Asma y Obesidad.

2. García-Marcos L. Obesidad y asma: ¿dos caras de la misma moneda? Revista Española de Obesidad 2008; 6: 198-204.

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Mujer joven con afectación pulmonar bilateral y alteración de la conciencia

Autores:

Churin Lisandro
Ibarrola Manuel

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