Revista Americana de Medicina Respiratoria - Volumen 11, Número 3 - Septiembre 2011

Editorial

Las experiencias regionales

El producto de cada investigación científica puede llevar algo más allá la frontera del conocimiento en ese campo y esto es de una importancia fuera de discusión. Sin embargo, no es ese su único valor. El investigador como individuo seguramente evoluciona para adaptarse a su tarea, como lo hace el deportista, desarrollando capacidades personales y modos de proceder, que mejoran su aptitud para la actividad que cultiva. El modo en que aquel percibe los datos de la realidad, los cuestiona, los desafía y los integra en hipótesis, los modos que concibe para verificar o rechazar hipótesis y la permanente objetividad con que debe mirar sus resultados y extraer conclusiones son un modelo para todo aquel que debe moverse y tomar decisiones en un mundo de incertidumbres.
La medicina clínica es un ejemplo perfecto de ese tipo de mundos, y tal vez por eso sea tan deseable que un médico asistencial se entrene para desarrollar un modo de pensar "investigativo". Quizás porque el resto de nuestra sociedad no percibe cuánto hay de incierto en la práctica médica es que no se estimula al médico clínico para que sea también un investigador. Queda entonces a cargo del individuo el esfuerzo adicional de plantearse una tarea para la que no se lo entrena, por la que no se le paga, utilizando parte del tiempo que quedaba para él o su familia, sin mucha otra recompensa que el saberse algo mejor preparado para su misión.
Sin embargo, no está totalmente solo en su esfuerzo. Alguien está dispuesto a ayudarlo, a criticar positivamente su trabajo, a corregirlo, y con sus críticas a encaminarlo, a hacerlo progresar en su camino para adquirir algo que debiera tener pero nadie le dio. Alguien que comprende su esfuerzo en soledad: sus pares. Los individuos que, como Los Burgueses de Calais de Auguste Rodin, comparten un destino difícil, justamente por ser los más valiosos entre los vecinos.

Por esto creemos que brindar un medio donde los pares revisen los manuscritos con las investigaciones que realizan médicos esencialmente asistenciales es un invaluable aporte que una sociedad profesional, como la nuestra, puede hacer a sus asociados y, a través de ellos, a la sociedad en su conjunto.
La tarea normal de los editores de una revista incluye evaluar la pertinencia o no de publicar los manuscritos recibidos. Como todo juicio, éste ofrece dificultades y en ocasiones plantea dilemas.
Es frecuente encontrarnos en la situación de haber recibido un manuscrito que describe una experiencia realizada por los autores, pero que difícilmente pudiera considerarse una investigación clínica. Nos referimos a que no se formula una pregunta que a priori no tenga respuesta, a que no incluye una hipótesis, a que no plantea una experiencia capaz de aportar datos sobre la pregunta inicial y que, por ende, no tiene un procesamiento estadístico de esos datos que permita arribar a conclusiones más o menos originales. Algunos revisores nos proponen entonces rechazarlo.
Sin embargo, por otro lado, el manuscrito describe, utilizando metodología apropiada, una situación de la práctica médica en un determinado ambiente, ofrece información sistematizada sobre ella y claramente, sin que pueda decirse que es un avance científico, constituye un punto de partida que permite compararse con los resultados de otros, percibir fortalezas y debilidades y, por ende, pone a quien lo realiza y a quien lo lee en posición de formularse nuevas hipótesis y tal vez remontar el vuelo que la publicación desea promover.
Ante esta disyuntiva hemos optado por cobijar estos datos en un sitio particular de la revista, al que llamamos Experiencias Regionales, y estimular a que se nos envíen ese tipo de datos que describen los problemas o los resultados obtenidos en un determinado lugar o por un cierto grupo, aunque no sean aportes originales a la ciencia, ya que nos parece que recoger datos en forma rigurosa y presentarlos en forma sistematizada para ser evaluados por sus pares es un excelente comienzo para aquello que queremos promover. En la medida en que ustedes nos las envíen, desde este número tendrán la oportunidad de conocer las realidades de otros y tal vez la de sentirse estimulados para medir su propia realidad, siguiendo a Galileo Galilei cuando enseñaba "medid todo aquello que pueda ser medido".