Autor : Sala Hernando, Baldini Matias, Guardia Sergio y Fernandez Alejandra
Unidad de NeumonologÃa, Hospital Nacional Alejandro Posadas. El Palomar, Buenos Aires, Argentina
Correspondencia :
Martínez Fraga et al.1 han estudiado 15 pacientes
con enfermedad intersticial, midiendo el KCO
y corrigiendo el valor obtenido en función del
volumen alveolar (VA), de acuerdo a la ecuación
de Stam2. Esta corrección se fundamenta en que,
en sujetos normales, a medida que disminuye el
volumen alveolar el KCO aumenta.
El mecanismo fisiológico que explica este hecho
es la relación entre el volumen de gas que contiene
el alvéolo, y por lo tanto el CO disponible para
transferirse a la sangre, la superficie de membrana
alveolar y el volumen capilar también disponible
para esa transferencia. En otras palabras, cuando un alvéolo no está completamente relleno de
gas el CO tiene más superficie de membrana que
habilita mayor transferencia del CO y relativamente más capilares, es decir, más volumen de
sangre para facilitar la unión con la hemoglobina.
El resultado es que un alvéolo relleno al 60% de
su capacidad total incrementa su KCO en 50%
aproximadamente3.
La relación entre la disponibilidad de membrana para transferencia y el volumen de aire
contenido en el alvéolo merece una consideración
adicional. A medida que el alvéolo pierde volumen,
la relación membrana/volumen se incrementa
aun más, porque el comportamiento del alvéolo
al llenarse de aire y al vaciarse es más parecido al
de un “fuelle” que al de un “globo”4.
El primer punto importante a destacar es que
los equipos que estudian la transferencia de CO
miden inicialmente KCO (esencialmente la relación entre el CO inspirado y el espirado) y el VA
mediante la dilución de algún gas inerte y calculan
la TLCO como el producto de ambos factores. El
KCO, así medido, es el promedio del KCO de todos
los alvéolos ventilados y representa la eficiencia
promedio de las unidades pulmonares ventiladas
para el intercambio de gases. El VA está determinado por el número de alvéolos contribuyentes, y
la TLCO representa la capacidad pulmonar global
para el intercambio de gases.
Stam et al.2 propusieron que cuando la TLC está reducida por una enfermedad, el KCO debería ser
comparado con los valores de referencia basados en
el VA observado. Ellos asumen que el efecto de la
disminución del VA por enfermedad sobre el KCO
es fisiopatológicamente similar a la disminución
de volumen en sujetos sanos. El problema con la
corrección de Stam es que no tiene en cuenta el
mecanismo fisiopatólogico que genera la caída del
VA en la enfermedad.
Hay tres modelos de análisis del comportamiento
del KCO, en función de que la pérdida de volumen
se deba a:
1) expansión pulmonar incompleta,
2) pérdida localizada de unidades alveolares y
3) pérdida difusa de unidades alveolares3.
El primer modelo de análisis es el que más se
asemeja a la disminución voluntaria del volumen
alveolar máximo en normales. Corresponde, por
ejemplo, a los desórdenes de los músculos inspiratorios, enfermedades neuromusculares, obesidad,
desordenes de caja torácica, etc. En estos casos el
pulmón es normal pero su expansión está limitada.Éste es el único modelo en el que la aplicación de
la ecuación de Stam tiene fundamento.
El segundo modelo de análisis es por perdida
localizada de unidades alveolares, que puede verse
en casos de resección pulmonar o colapso lobar.
Si un paciente es neumonectomizado y el pulmón
remanente es normal deberíamos esperar, por un
lado, que el volumen de la unidades remanentes
esté uniforme y ligeramente incrementado por su
función vicariante, con lo que el KCO caería ligeramente en función del valor de referencia, es decir
por debajo del 100% esperado. Pero, por otro lado,
toda la volemia pasaría por el pulmón remanente
y, por ese motivo, al estar sobreperfundido, el KCO
debería aumentar. Una caída del 50% del VA duplica el flujo sanguíneo de 5 a 10 l/m por unidad de
volumen. El resultado final de estas dos situaciones
contradictorias es que un paciente con neumonectomía y un pulmón remanente normal deberá tener un KCO de aproximadamente 105% con respecto
a su valor de referencia y una TLCO disminuida,
ya que el ligero incremento de la KCO no llega a
compensar la caída del VA. Por lo tanto, en este
modelo la aplicación de la corrección de Stam no
sirve, dado que la caída del VA no es consecuencia
de un menor llenado alveolar. Aplicar entonces la
corrección de Stam implica exigirle a unas unidades alveolares ligeramente sobredistendidas que se
comporten como si estuvieran medio vacías3.
El tercer modelo de análisis es el generado por
pérdida difusa de unidades alveolares. Éste es
el caso de las enfermedades difusas pulmonares
como las neumonías intersticiales. En estadios
tempranos de la enfermedad, la lesión anatomopatológica predominante es la existencia de unidades
alveolares completamente llenas de células y otras,
remanentes, más o menos indemnes. En estas circunstancias lo que cabe esperar es que las unidades
alveolares normales tengan un completo relleno de
gas, y por lo tanto no se comporten como unidades
con KCO incrementado, con lo cual la aplicación
de la corrección de Stam no tiene sentido. En estas
mismas circunstancias, las unidades alveolares
que se encuentran no ventiladas pero prefundidas
funcionan como shunt, fenómeno al que el KCO
es insensible.
En estadios avanzados, fibróticos, con destrucción alveolar, el compromiso es más generalizado,
reflejándose en una mayor caída del KCO, lo que
es manifestación de una alteración más profunda de las relaciones ventilación/perfusión de los
alvéolos.
Martínez Fraga y cols1 establecen una correlación
entre el % de diferencia entre el KCO estimado versus el informada y el % del VA. Como la diferencia
entre lo estimado y lo medido está en función del VA
(ordenadas) y en abscisas está el VA, la correlación
tiene que ser necesariamente perfecta.
A nosotros nos parece que la aplicación de la
ecuación de Stam es innecesaria y genera confusiones ya que disminuye el KCO observado en todas
las circunstancias independientemente del mecanismo de pérdida de volumen alveolar presente.
Con la intención de explicar mejor lo que queremos decir, daremos como ejemplo tres situaciones
clínicas diferentes (miopatía lúpica, neumonectomía y enfermedad intersticial inicial), todas con
un VA disminuido pero secundario a distintos
mecanismos fisiopatológicos. La transferencia
de gases en los tres ofrecen resultados similares:
VA de 60%, TLCO de 70% y KCO de 100%. Para
este valor de VA, la TLCO esperada en sujetos de
referencia debería ser aproximadamente de 87%,
y el KCO de 140%.En un paciente con miopatía
lúpica, un KCO de 100% para un VA de 60% es
claramente menor a lo esperado, por lo que se
infiere afectación microvascular o alveolar agregada. En un neumonectomizado, se puede decir que
un KCO del 100% sugiere un pulmón remanente
normal. Finalmente, en un paciente con fibrosis
inicial, un KCO de 100% es compatible con una
afectación pulmonar moderada con unidades alveolares preservadas.
1. Martínez Fraga A, Sivori M, Delgadillo S, Saenz C. Importancia de la corrección de la KCO informada computarizada en pacientes con volumen alveolar disminuido, Rev Am Med Resp 2011; 1: 6-10.
2. Stam H, Hrachovina V, Stijnen T , Versprille A. Diffusing capacity dependent on lung volume and age in normal subject, J Appl Physiol 1994; 76: 2356-63.
3. Hughes J, Pride N. In defence of the carbon monoxide transfer coefficient KCO (TL/VA) Eur Respir. J2001: 17: 168-74.
4. Hughes J, Pride N. Lung Function tests: Physiological principles and clinical applications. 1999 Cap. 6.