Autor : Gustavo Zubieta-Castillo, Gustavo Zubieta-Calleja (Jr)
Instituto Pulmonar y PatologÃa en la Altura (IPPA). La Paz, Bolivia
Correspondencia : Gustavo Zubieta-Castillo e-mail: zubieta@altitudeclinic.com
Torricelli, Montgolfier y Pascal, podemos decir,
fueron los que sentaron los principios científicos
básicos para los estudios de la altura. Primero
tenía que conocerse físicamente qué era la altura,
había que cuantificarla y determinar que es exponencial. Esto dio lugar a los estudios del efecto
de la menor presión parcial del oxigeno, conocido
como hipoxia, sobre la función respiratoria y
circulatoria.
La atmósfera y el aire que rodea al planeta y el
agua de los océanos contienen y están formados
por los mismos elementos: oxígeno, hidrógeno y
nitrógeno. Gracias a Torricelli tenemos el concepto
científico de que la atmósfera tiene peso, utilizando primero el barómetro de agua, donde el peso es
igual a 10 metros de altura (= 1 atmósfera), reemplazando luego por el mercurio que corresponde
a 760 mmHg (= 1 atmósfera). Además, el peso de
la atmósfera disminuye exponencialmente con la
altura y alcanza los 20,000 m aproximadamente.
En 1646 Torricelli y Pascal definen lo que hoy
conocemos como la atmósfera.
En la actualidad, un gran número de científicos
se dedican al estudio de la altura. Uno de ellos
es Peter Wagner, quien tiene amplia experiencia
como fisiólogo del intercambio gaseoso. El articulo
sobre el trabajo de Charles Houston en Operación
Everest II presentado en esta edición de la Revista
Americana de Medicina Respiratoria es muy interesante como referencia. Él estudió las respuestas
fisiológicas de varios sujetos expuestos en una
cámara hipobárica a nivel de la cima del Monte
Everest. Cuando vino al 1er Congreso Mundial de
Medicina y Fisiología de la Altura en 1994 en La
Paz, Bolivia, Charles Houston, comentó que esa
experiencia le había costado “blood, sweat and tears”; sangre, sudor y lagrimas. Esto debido a la
complejidad de dicho estudio y a las dificultades en
las relaciones humanas. Cuando entró a nuestro
laboratorio de función respiratoria en la ciudad
de La Paz, a 3510 m sobre el nivel del mar, al ver
nuestra cámara Hiperoxica/Hipoxica de Adaptación a la Altura, exclamó “Oh, Barcroft’s glass
chamber!”. Le hizo recordar la cámara de vidrio de
Barcroft, donde estudió los gases en sangre arterial,
denudándose la arteria radial para observar los
cambios de concentración de oxígeno. Terminado
el experimento se ligó la arteria.
Nosotros utilizamos los valores de la presión
arterial de oxígeno en relación a la altura para
adaptarlos a los pacientes que sufren el mal de
montaña crónico en la ciudad de La Paz. En éstos los niveles de oxígeno son comparables a los
detectados en el estudio de Charles Houston en la“cima del Everest”. Esto nos indujo, entre otras
observaciones, a plantear la hipótesis de que el
hombre puede adaptarse a vivir en la extrema
hipoxia de la cima del Everest y desarrollamos la
formula: Adaptación = tiempo/altura.
Naturalmente, esta idea no es aceptada por los
que opinan que el hombre sólo puede vivir hasta los
5000 m, debido a que existen asentamientos humanos en minas a esas alturas. La capacidad de tolerancia a la altura es limitada por la hipoxia, el frío,
la capacidad de adaptación, falta de alimentación
adecuada y tiempo de adaptación insuficiente.
1. Zubieta-Castillo G, Zubieta-Calleja GR, Zubieta-Calleja L, Zubieta-Calleja N. Adaptation to life at the altitude of the summit of Mt. Everest. Fiziol Jornal 2003; 3: 110-7.